En sólo siete meses y a causa de la pandemia por el Covid-19, las cadenas de exhibición en México han tenido que adaptarse para generar recursos más allá de la venta de boletos.
“Ha sido de terror, los meses más difíciles en la historia de la industria”, reconoce Alejandro Ramírez, CEO de Cinépolis.
La contingencia sanitaria le pegó al sector como nunca antes. De acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica, del 25 de marzo al 21 de octubre se vendieron 6.4 millones de boletos, contra los 232 millones registrados en el mismo periodo del 2019, esto es, sólo el 2.75% de ingresos comparados con el año anterior.
Los números subieron desde agosto con la reapertura de los cines, triplicándose respecto a los cinco meses previos. Pero las cifras negativas ya obligaron a cerrar al menos a 10 complejos de forma definitiva.
Los ingresos aún son bajos, en parte a la capacidad permitida en las salas, de sólo 30% del aforo, la falta de estrenos de grandes producciones y el temor real de la gente a acudir a un complejo, pese a las medidas sanitarias.
La industria en México, como en otras partes del mundo, tuvo que adaptarse para ofrecer opciones que atraigan a los cinéfilos y generar ganancias.
Como ejemplo, Cinemex ha comenzado a rentar las salas al público y Cinépolis decidió enviar productos de su dulcería a domicilio con ayuda de aplicaciones de mensajería.
La primera cadena además ha colocado ya un par de autocinemas, uno que proyectó cintas durante seis semanas en la Arena Ciudad de México, inmueble para conciertos, y otro ubicado en la Expo Santa Fe.
“Esto no cambiará eventualmente la manera de ir al cine, sino que nos permite, además de tener imagen, estar en la industria que es a lo que nos dedicamos", señala Rogelio Vélez, director general de Cinemex.
“A lo que le tenemos mucha esperanza es a que funcione lo de Mi sala , donde se tiene la posibilidad de rentar una sala para tu grupo. Creemos que es un concepto que puede funcionar”, remarca.
Mi sala, que apenas inició en septiembre, permite rentar una sala para cinco o 10 personas que podrán ver una película de cartelera. Por política interna, esta compañía no proporciona cifras de asistencia en ambos proyectos.
Cinépolis apostó desde mayo a la transmisión de espectáculos en vivo, en su plataforma streaming Klic. “Históricamente ya hicimos un par de conciertos en el pasado, el primero fue en el 90’s pop tour y después Matute, y nos fue bien, en ese momento era más un experimento que una estrategia”, comenta Marco García de la Cruz, director de Cinépolis Klic.
“En mayo decidimos sumar esfuerzos con la gente de Emanuel y Mijares para tratar de aportar nuestro granito de arena y organizamos este show denominado Música con causa, en donde todo lo recaudado fue donado 100% a instituciones contra el Covid”.
En aquel concierto de beneficencia se vendieron más de 30 mil pay per view (pago por visión), lo que hace un estimado de más de 100 mil personas que vieron el contenido.
“Queremos dedicarnos al entretenimiento en vivo, llámese, conciertos, obras de teatro, musicales”, reconoce el ejecutivo.
Otro evento fue el de Moderatto, autoconcierto que se realizó el 7 de agosto y que contó con casi 20 cámaras, tres robóticas y una spidercam (cámara que se mueve en muchos sentidos con ayuda de alambres).
Cinépolis implementó en abril la venta de dulcería a domicilio en Monterrey y Morelia. El número creció y se incluyó a la capital. “Desde hace cinco meses se puede pedir (a domicilio), tenemos más de 50 ciudades ahora, pero lo importante es hacer que la gente regrese al cine”, detalla Ramírez, director de Cinépolis.
Los cambios han sido trepidantes, si se compara con la historia de la exhibición en México, que ha requerido de décadas, no de meses, para adaptarse. De 1896, cuando se dio la primera función en la capital, pasaron décadas para que la gente se acostumbrara a los primeros largometrajes y más para escucharlos con sonido propio.
A mediados de los 70 salió el formato casero en VHS y Beta, lo que para muchos auguró una crisis, pero el público esperó casi 20 años para ver las cintas con una mejor definición en audio y video en DVD y Bluray. La piratería y el streaming fueron dos obstáculos más, pero la industria ha aprendido a sortear el primero y a aliarse al segundo.
De momento, la crisis derivada de la pandemia seguirá marcando un precedente.
“La gente quiere disfrutar contenidos, buscan desconexión, y ahí es donde entramos con estas iniciativas de entretenimiento”, apunta el director de Klic.
El consumo de películas ha ha enfrentado transformaciones a lo largo de los años
1896. Primera función púbica de cine en la hoy calle de Madero. Se proyectaron trabajos silentes de los hermanos Lumiere.
1917. Se produce el primer largometraje mexicano Luz, tríptico de la vida moderna, que requiere más tiempo del espectador.
1929. El Teatro Imperial de la Ciudad de México estrena la película Submarino de Fran Kapra, con ruidos incidentales.
1932. Estrena Santa, la primera cinta sonora mexicana. Cines nuevos como El Regis, aprovechan la nueva forma de ver filmes.
1936. Estreno de La feria de la vanidad, el primer largometraje a color, dirigido por Rouben Mamoulian.
1950. Se inaugura el primer autocinema en México en la zona de Polanco. Tenían rampas y distancia entre autos de 12 metros
Década de los 70. Llegan los formatos Beta y VHS con los que productoras hollywoodenses se asocian para poner sus productos.
1987. Prolifera Videocentro, empresa de renta de películas, en 1999 cierran todos los locales. Alcanzó a promover DVD.
1995. Surgen las primeros complejos modernos, multiplex con sala tipo estadio, es decir, con butacas en diferentes niveles.
2.75%
de ingresos por boletos recaudó la industria comparado con la cifra de 2019.
6.4
Millones de boletos contra los 232 millones del mismo periodo del año pasado.
“Ha sido de terror, los meses más difíciles en la historia de la industria”.
Alejandro Ramírez. Director general de Cinépolis.
“Esto no cambiará eventualmente la manera de ir al cine sino que nos permite estar”.
Rogelio Vélez. Director general de Cinemex.