El cineasta estadounidense considera que debería ser el rostro del movimiento #MeToo , por el que decenas de actrices denunciaron haber sido víctimas de abusos sexuales en el seno de la industria cinematográfica de Estados Unidos.

“Me conmuevo cuando encuentran a personas que acosan a mujeres y hombres inocentes. Es bueno que los expongan. Yo debería ser la cara del movimiento #MeToo”, dijo Allen, de 82 años, en una entrevista con el periodista Jorge Lanata difundida el domingo por la noche en el canal argentino El Trece.

El realizador señaló que durante sus 50 años dirigiendo películas trabajó con cientos de actrices y “ni una sola, grande, famosa, principiante, nadie ha sugerido ningún tipo de indecencia”.

Allen respaldó el movimiento que tomó protagonismo en las redes sociales en 2017 a raíz de las acusaciones contra el productor de Hollywood al abogar por que “estos terribles acosadores vayan ante la justicia”.

“Lo que a mí me molesta es que me vinculen con ellos”, acotó.

Al respecto, indicó que en una ocasión fue acusado por una mujer “en un caso de custodia de menores que fue analizado y demostrado ser falso”.

Allen se quejó además de que las acusaciones que lo señalan como presunto abusador de su hija adoptiva Dylan Farrow, que ha rechazado reiteradas veces, hayan resurgido en los últimos tiempos.

“Es algo que había sido analizado hace 25 años por todas las autoridades y todos llegaron a la conclusión de que no era cierto. Seguí con mi vida y ahora, que vuelva ahora, Dios mío...”, se lamentó.

El cineasta afirmó que la acusación le “duele” y también afecta a su familia.

En 2014 Dylan Farrow, hija adoptiva de Allen, reavivó la denuncia de que el cineasta abusó de ella en 1992, cuando tenía siete años. El director fue investigado en su momento por esa acusación, pero no hubo cargos en su contra.

nrv

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