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alejandra.musi@eluniversal.com.mx
Cannes.— Hace tan sólo un par de semanas se dijo que Terry Gilliam había sufrido un microinfarto a causa del disgusto que le había causado la noticia de que un productor portugués estaba emprendiendo una batalla legal contra su filme que quizá impidiera que se proyectara en la gala de clausura del festival de cine de Cannes.
Paul Branco dijo que el filme significa una violación a los derechos de la obra debido a que Altama Films, su productora, estuvo involucrada en el filme antes del rodaje.
Sin embargo, el director, que durante 25 años trabajó en el proyecto The man who killed Don Quixote, que ayer se proyectó a la prensa en el festival galo, llegó bromeando a la entrevista con EL UNIVERSAL.
“¡Relax! Mi salud está bien. No sé en dónde estaré la próxima semana pero por el momento estoy aquí”.
El director afirmó que Cannes hizo lo correcto y fue muy valiente al proteger el filme pero que él tenía la idea de proyectarlo en la Riviera francesa de cualquier manera.
“El festival fue mejor de lo que pude soñar y también la distribuidora que me dijo que iban a proyectar la película sin importarles las cartas ridículas de abogados que estaban recibiendo.
“Es como un eco de Brasil, mi otra película que primero se mostró en Cannes cuando Universal Studios estaba bloqueando el estreno en América y después de que la reacción aquí fue maravillosa fue el principio de que se pudiera ver en todo el mundo”, explicó el realizador, cuya idea de hacer un filme basado en el mítico Don Quijote empezó en 1989.
En el 2000 estuvo a punto de filmarse cuando Jean Rochefort y Johnny Depp iban a interpretar al Quijote y Sancho Panza pero todo pasó: la salud de Rochefort estaba muy debilitada, el set se inundó y los problemas financieros aniquilaron el rodaje. Terry indicó que esta cinta realmente empezó hace un año cuando comenzó a organizarse todo para la filmación.