La mexicana Salma Hayek y el español Javier Bardem , "casi cuñados" en la vida real, se encuentran en la Berlinale con " The Roads Not Taken" , de Sally Potter , filme a competición en el que coinciden por primera vez como actores y en el que la complicidad no se ha interpuesto en su profesionalismo.
En una mesa redonda con varios medios extranjeros , Hayek explica que fue "muy aterrador" trabajar con Bardem, porque "es como un cuñado" para ella y "cuando tienes a alguien tan cercano que es como familia, siempre tienes miedo de hacer negocios con él".
Si las cosas no salen bien -porque la gente puede ser muy diferente cuando trabaja, agrega-, "puede tener ramificaciones", no sólo en la relación con esa persona, sino que se pueden ver envueltos, por ejemplo, niños, y eso, señala, "siempre aterra un poco".
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"The Roads not Taken" es el retrato de un hombre roto, Leo, interpretado por Bardem, que en un estado de demencia vive vidas paralelas, una de ellas en México junto a Dolores (Hayek), mientras su hija Molly (Elle Fanning) se ocupa de él de manera conmovedora.
En ese sentido, "lo más terrible" de trabajar con Bardem es que la naturaleza del conflicto en la historia que interpretan les obligó, tanto a ella como él, a alejarse realmente de quienes son, revela Hayek.
"No puedes tener un recuerdo de tu vida, una imagen de tu propia vida, para crear realmente esa otra vida, convertirte en esa otra persona", señala.
"Y es muy difícil hacerlo cuando todo el rato miras a alguien con quien comiste en tu casa con tu familia y la suya una semana antes de empezar a rodar", asegura.
Si miras a alguien que conoces tan bien desde hace tanto tiempo, eres como de un clan, explica.
"Pero ahora estás fuera de ese clan, en otro entorno, y hay cosas que pasan y te echas una mirada y te empiezas a reír porque sabes algo que no sabe nadie más en el mundo", dice al tratar de explicar la naturaleza de su complicidad.
En ese sentido, era "aterrador", repite, porque no quería llegar a sentir que no estaba metida en su personaje.
Cuenta que mientras ensayaban durante horas y horas con Potter, la directora estaba "algo asustada", porque cuando ella y Bardem llegaban al set hacían "el tonto", a la hora de comer llamaban a Penélope Cruz -esposa de Bardem y de las mejores amigas de Hayek-, y comenzaban a reírse y a "poner caras", y la realizadora "se horrorizaba".
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Así que le garantizaron a Potter que "esto no iba a pasar" cuando comenzaran a rodar, agrega.
El primer día de rodaje, cuenta, ocurrió "algo precioso que no esperaba": ella y Bardem llegaron de maquillaje, se miraron el uno al otro y no hablaron.
"Y desde ese segundo, sin planearlo, creamos dos nuevas relaciones: una, la de Leo y Dolores, la otra, la de dos actores que no se conocían y que estaban trabajando juntos por primera vez", revela.
Fue como "un completo universo separado", algo "superprofesional" en el que estaban el uno para el otro, inspirándose y ayudándose.
"Estábamos muy bien juntos, fue una energía diferente, nunca hablamos de nuestra vida privada, de temas personales. Estábamos muy concentrados y había una relajación y una confianza total. Fue una experiencia profesional preciosa", resume.
También Bardem se había referido en una mesa redonda previa a su experiencia de rodar con Hayek, "buena amiga", como dijo, de su esposa.
"Es divertido porque nos conocemos desde hace tiempo", -en 2005 coincidieron en el jurado del festival de Cannes , y desde entonces se han ido viendo "principalmente por Penélope, que es muy buena amiga suya"-, explica.
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Cuando se juntaron en el set de rodaje, revela, todo fue "superfácil" con Hayek, de la que dijo es "grande", "valiente" y "una fuerza de la naturaleza".
Reconoció que para él fue duro imitar el acento mexicano en la película, pero sabía que cuando Hayek reía, lo estaba haciendo bien, "porque cuando algo no funciona, se pone muy seria".
Por otro lado, Hayek reveló que se encuentra en el mejor momento de su carrera.
"No sé realmente si mi experiencia vale como norma porque soy como un animal extraño que es un fenómeno absoluto", bromea.
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Sus otras amigas en los cincuenta no reciben tantos papeles como ella, afirma.
"Para mí es como una locura, nunca he estado en un momento mejor en mi carrera. Es demencial. Como productora, como actriz, no puedo hacerlo todo, no tengo el tiempo.
Y agrega que se enfada y que pregunta: "¿Por qué no me hacían ofertas hace veinte años, cuando estaba sentada en mi apartamento esperanto esa maldita llamada? Ahora tengo hijos" -una hija, Valentina- "tengo marido, y ahora me envían ofertas".
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