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Reese Witherspoon es la muestra de los peldaños que han alcanzado las mujeres en las últimas décadas en Hollywood, algo que, si bien celebra, considera que aún dista mucho de estar a la par de los hombres.
A sus 41 años, Reese dice que ha tomado decisiones que hace 30 quizá no hubiera podido. La actriz está en el mundo del entretenimiento desde los 15, conoció a su primer marido a los 21, se casó estando embarazada, años más tarde se divorció teniendo dos niños y siguió trabajando.
Con los años, explicó en entrevista con EL UNIVERSAL, se dio cuenta que si quería sobrevivir en Hollywood, un mundo en el que la belleza y la juventud parecen ser un requisito, tenía que diversificarse y crearse su propio empleo y ser la responsable de darle empleo a otros, con historias que quizá la industria no voltearía a ver. Así se convirtió en productora.
“Empecé haciendo comerciales a los siete años y actúo desde los 15 y no he dejado de trabajar, en gran parte porque he sido afortunada pero también porque he tratado de diversificarme, crear mi propio empleo, pero sobre todo producir aquellas historias que creo deben ser contadas y que quizá nadie querría hacer. Me di cuenta desde joven que no toda la vida podré ser la protagonista”.
Por ello, la actriz creó su casa productora Type A Films desde 2000, con quien logró llevar a cabo las primeras películas por las que el público volteo a verla: Legalmente rubia (2001) y su secuela Legalmente rubia 2: más rubia que nunca.
La actriz no se ha quedado en el género de la comedia; incluso el drama es con el que ha logrado mayor reconocimiento, ganó el Oscar a Mejor Actriz en 2006 por su interpretación de la cantante June Carter, esposa del también artista Johnny Cash en el filme Walk the line.
“Me he inclinado más hacia la comedia porque me gusta el género, me divierto mucho haciendo reír pero hacer drama de pronto te puede dar una credibilidad con el gremio que ayuda a levantar más proyectos que de otra manera no podría hacer”.
Fiel a la lectura, su pasión desde los 11 años, Reese señala que lee entre uno y dos libros a la semana y es ahí donde descubre algunas historias que quiere llevar a la pantalla, tal y como sucedió en 2014 cuando produjo con David Fincher la cinta Gone girl, la cual descubrió tras encontrarse con el libro en una estación de tren.
“Mis amigos me ven más como una nerd y come libros que como una celebridad hollywoodense, quizá porque hago cosas que la mayoría no hace, pero es la manera en la que creo que he podido disfrutar de estar en esto por tanto tiempo”.
Su nuevo proyecto es Mi nueva yo, filme que llega a las salas mexicanas este viernes y en el cual da vida a Alice Kinney, una mujer separada, con dos hijas y que trabaja en Hollywood, algo muy parecido a su vida real.
“Parecería que somos muy similares, pero Alice es una mujer que nació en Hollywood, tiene un padre productor y ha estado rodeada de la industria todo el tiempo. Yo, en cambio, aunque desde joven estoy en esto, no tengo familia en esto”.
En el filme, dirigido por Hallie Meyers-Shyer y basado un poco en su propia vida como hija de la directora Nancy Meyers, interpreta a una mujer que tras su separación busca ser independiente, al mismo tiempo que lidia con la atracción que siente hacia un hombre casi 20 años menor que ella, situación que asegura nunca ha vivido, pero celebra que las mujeres maduras que quieran lo hagan.
“Pese a todo, las mujeres estamos pasando un buen momento en la toma de decisiones que hacemos, hoy una mujer no sólo puede ser madre soltera, también puede ser el sustento de su hogar y, por qué no, tener una pareja menor si así lo desea”.
Aunque la mujer gana terreno, Reese dice que aún hay cosas por hacer y exhorta a que las mujeres luchen por conseguir más espacios.
“No me podría quejar, la vida y la industria me han tratado bien, aunque hay cosas que aún tenemos que eliminar. Esperemos que esa brecha entre hombres y mujeres cada vez se desdibuje y tengamos la equidad que se necesita”.