Cuando los cines en la Ciudad de México puedan abrir, no podrán poner a la venta alimentos porque estará prohibido comer dentro de la sala.
Esto de acuerdo con un protocolo publicado por el Gobierno Capitalino , de 24 páginas, en donde se determinan las reglas que los exhibidores y el público deben observar para evitar contagios por el Covid-19 .
"Se suspende la venta a granel de dulces y alimentos que estén expuestos, así como el uso de dispensadores de salsas y demás artículos que sean de uso común", establece el texto.
"El consumo de alimentos dentro de la sala de cine y durante la proyección está prohibido", abunda.
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Los complejos exhibidores capitalinos, se encuentran cerrados desde marzo pasado y podrían abrir hasta que el gobierno local determine semáforo amarillo, cosa que no tiene fecha definida.
En la Ciudad de México se cuentan con 117 complejos exhibidores, cada uno dando empleo a un promedio de 100 personas, los cuales dan vida a 997 pantallas, casi la séptima parte del total que hay en la República Mexicana .
En las medidas sanitarias publicadas se establece que el público, al que se le le recomienda guardar silencio, debe portar siempre cubrebocas.
Se permitiría un máximo de dos personas sentadas juntas, teniendo alrededor una separación con los demás asistentes.
La toma de temperatura, el uso de tapetes sanitizantes y la limpieza periódica del lugar son parte de las medidas.
El documento señala que las empresas deben mantener vigilancia sobre el personal mayor de 60 años o presenten alguna cormobilidad como diabetes , hipertensión, sobrepeso, VIH y EPOC .
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"Se deberá garantizar que la implementación de estas medidas no se utilice para discriminar o limitar su derecho al trabajo", se lee.
Hasta ahora la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica no ha emitido postura respecto al documento.
Pero fuentes allegados a la misma comentaron que abrir sin venta de alimentos es inviable.
“Y parece discriminación, porque los restaurantes que son lugares cerrados si pueden abrir y los cines no”, apuntaron.
“Y el precio del boleto de entrada a una experiencia de gran calidad responde a que se puede compensar con la venta de dulcería. Abrir sin dulcería implicaría despedir a todos los empleados que atienden la dulcería”, subrayaron.
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