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A un año de cumplirse el centenario de su muerte, la figura del general Emiliano Zapata es revivida por sus familiares en un documental.
El actor Ariel López Padilla y el director René Cardona ya levantaron testimoniales de los herederos del jefe revolucionario.
Faltan historiadores y otras figuras alusivas a Zapata, asesinado mediante una emboscada en la hacienda de Chinameca, Morelos, en abril de 1919.
“Hicimos el primer registro, que son las entrevistas, testimoniales, a toda la familia que es mucha, fueron más de 20 esposas, nietos, tataranietos, a la comunidad de Anenecuilco (donde nació)”, informa López Padilla.
“Estamos también con el mundo mágico de él, su mamá era chaman, aunque en la historia no oficial”, agrega el histrión.
A través de las pláticas, han descubierto que los integrantes del llamado Ejército del Sur, comandado por Zapata, comían jumiles, insectos con alta proteína.
“Ellos llevaban una dieta especial para pelear, por ejemplo, no les daban mucha tortilla para que no se adormecieran”, relata.
“Y él usaba una cuchara de plata para ver alimentos envenenados, era un tipo muy educado”, subraya López Padilla.
El actor de Corazón salvaje y A corazón abierto advierte que el interés del documental es ver el legado que dejó en su familia.
“Era un hombre educado, fue elegido como jefe en un día determinado, porque los demás eran muy jóvenes para serlo o viejos para pelear, tenía un equipo fuerte y fue muy simple su propuesta: tierra y libertad, nada más, algo que sigue vigente sin duda”, establece el entrevistado.
La iniciativa del documental surgió del realizador Cardona (Keiko en peligro y Comando marino) quien le llamó a López Padilla, quien colabora en la casa de cultura de Anenecuilco.
Las otras. La figura de Emiliano Zapata ha sido objeto de documentales y películas.
Entre ellas se encuentra ¡Viva Zapata! con Marlon Brando en 1952, que le dio el Oscar al mexicano Anthony Quinn.
Antonio Aguilar lo interpretó en un par de ocasiones: Muera Zapata, Viva Zapata (1970) y Zapata en Chinameca (1987).
En 2004 Alejandro Fernández y Alfonso Arau (Como agua para chocolate) hicieron mancuerna para explorar su lado místico en Zapata: el sueño del héroe, con la fotografía del ganador del Oscar, el italiano Vittorio Storaro (El último emperador), siendo rodada en una hacienda de Morelos.
Los últimos zapatistas, de Francesco Taboada, fue un documental abocado a los militares que seguían vivos, siendo la cámara testigo de la muerte de uno de ellos, mientras era entrevistado.