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Vivir en Estados Unidos puede ser confuso al principio, como le ocurrió a Marimar Vega y Omar Chaparro: ella no podía creer el cuestionario para sacar licencia de manejo y él, que las fiestas tuvieran horario.

Ambos radican actualmente en Los Ángeles, California, buscando más oportunidades en la actuación, pero sin abandonar México.

Ahora se encuentran en promoción de La boda de Valentina, comedia que protagonizan, donde el personaje de Marimar, procedente de una familia política corrupta, está por contraer matrimonio con un estadounidense, pero el ex novio la hace dudar.

La cinta es dirigida por Marco Polo Constandse (Cásese quien pueda), y llega hoy a cerca de mil pantallas.

Antes, actores y director platican sobre cosas alusivas a la historia.

¿Cómo recuerdan los días previos a su boda?

Marimar: Me estresé porque soy un poco controladora (risas).

Omar: Estaba haciendo programa y en Chihahua mi novia ya tenía todo listo como siempre y fue muy bien, a pesar de que fundió un foco (risas).

Marco Polo: ¡Las bodas son sólo para películas!

¿Cómo ven la política en México?

MV: Si me preguntaras por quién votar, nuestras opciones son pobrísimas, esa es mi desesperación, no tenemos una buena y eso es triste.

OC: Si en algún momento creíste o simpatizaste con algún candidato, votas y luego ves toda la maraña de cosas que se van descubriendo y da mucha tristeza, Por ejemplo, el ex gobernador de Chihuahua (César Duarte) al que no lo pueden meter a la cárcel. Se siente uno impotente.

MPC: Cuando los noticieros ponen la cámara son unos payasos y realmente todo lo que hacen es regalarnos chistes, no hay compromiso.

Hay una escena donde el personaje estadounidense se espanta por un carrito de camotes, ¿a ustedes qué les sorprendió la primera vez que fueron al extranjero?

MV: Me impactó en Estados Unidos el examen para la licencia porque está hecho para reprobar. ¡Hay preguntas tan absurdas como qué haces si se atraviesa un cocodrilo!

OC: ¡El que te inviten a una fiesta allá y digan que es de siete a 11! Acá en México te dicen así y llegas a las 10 (risas) y no hay hora de salida. Allá sí hay horarios y me gustó, porque no soy de parranda muy larga.

MPC: No sé si sorprendente, pero sí lo más vergonzozo, fue que estudiando cine en Nueva York nos decían que al filmar en la calle teníamos que pedir permiso en la Comisión. Levanté la mano y pregunté si era a fuerza, entonces me preguntaron si era mexicano porque siempre éramos los que preguntaban eso.

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