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“¿Todavía huele a azufre o ya salió?” Con esas palabras en video y en tono de broma, Alfonso Cuarón dio la bienvenida a más de 3 mil personas que ayer vieron, en la ex residencia oficial de Los Pinos, su cinta ROMA.

Y dio el banderazo simbólico al ROMATÓN, en el cual invita a la gente a organizar sus propias funciones para que más personas la vean.

El filme, que sale hoy a través de la plataforma digital Netflix, seguirá en salas independientes, las cuales ya suman 100 en la República.

“Pueden compartirnos su experiencia a través del hashtag #ROMATÓN, les mando un fuerte abrazo, ¡ojalá disfruten la película!”, expresó en el breve mensaje.

La presencia virtual del cineasta mexicano fue la joya de la noche.

La jornada comienza desde horas antes en los alrededores del Bosque de Chapultepec y en el mismo ex helipuerto presidencial con capacidad para 5 mil personas.

En la pantalla donde se proyectaría la cinta y como una forma de hacer pasar el rato al público, se exhiben cortos de películas de otras épocas. Pedro Infante con su inconfundible voz, una hermosa Silvia Pinal y un divertido Damián Alcázar son testigos de cómo el lugar se va llenando.

“¡Siéntase como en casa!”, anima un hombre en las bocinas que fueron instaladas. Y provoca gritos de aprobación y aplausos en el público que, con ponche —se prepararon 800 litros— y palomitas —un millón de granos—, se va calmando el frío. A la hora de la función, minutos después de las 20:00 horas, hay 13 grados centígrados.

Aunque las puertas se abrieron desde las 17:30 horas, con ayuda de 25 voluntarios, hubo quienes llegaron mucho antes. Como Beatriz, quien desde las 15:30 hrs. ya esperaba formada.

Llegó sola, pues no consiguió quién la acompañara pero, luego de que intentara ver la película en la Cineteca Nacional y El Chopo, decidió que ésta era su oportunidad. Mientras teje para matar el tiempo, recuerda que cuando pasaba por los alrededores de la que fuera residencia presidencial se imaginaba cómo luciría por dentro.

A ella se suma un grupo de jóvenes jugando cartas, una mujer que alimenta a su bebé y una pareja de la tercera edad; a lo largo de la fila hay quienes cargan botes para guardar palomitas, cobijas y hasta una almohada para estar más cómodos.

Los organizadores, con megáfono continuamente, advierten la capacidad del lugar y piden que se entiendan las condiciones de acceso.

Ya dentro hay quien se sorprende. “¿Viste lo bonito que está?”, comenta una mujer a su novio mientras suben una pequeña escalinata para luego instalarse en alguno de los petates que cubren la explanada.

Yalitza Aparicio y Marina de Tavira, estelares en el filme, junto con el diseñador de producción Eugenio Caballero y el productor Nicolás Celis presentarán el filme.

“Estoy feliz aquí, representando a muchas personas”, dice Yalitza a la prensa.

Al tratarse del primero de este tipo de eventos preveían algunos contratiempos que, más que molestia, causan risa, como que al terminar la transmisión del mensaje de Cuarón el video se repitiera, o que en varias ocasiones por los altavoces se oyera: “No se vale apartar lugar”.

El momento de disgusto se vive cuando, a unos minutos de empezar la película, los drones no dejan de sonar, rompiendo con la magia.

Aquello se retoma cuando la pantalla muestra las primeras imágenes en blanco y negro.

El público ríe con la aparición de Latin Lover como el personaje de Zovek y reacciona cuando Cleo le dice al joven de quien se enamoró que probablemente está embarazada.

Termina la función, los asistentes devuelven los petates y, antes de salir, recolectan los platos y vasos de plástico reutilizables que se repartieron.

“Los vamos a usar otra vez”, dice una joven.

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