El director sirio Feras Fayyad arriesgó su vida para documentar parte de los horrores de la guerra en su país en “The Cave” (“La cueva”), y recibió su segunda nominación consecutiva al Oscar .
Para el cineasta, realizar esta película sobre un hospital civil clandestino operado bajo tierra y dirigido por una mujer (en ese entonces la única directora de hospital en Siria) era una cuestión sobre el futuro de su país.
“Esta es la historia de nuestras vidas, estas son las voces que hemos podido compartir de los sirios porque hemos estado en guerra los últimos nueve años”, dijo Fayyad. “Hicimos esta película con nuestros deseos de libertad y justicia. Nuestro pueblo sigue siendo bombardeado”.
“The Cave”,
de National Geographic , se estrenó entre elogios en el Festival Internacional de Cine de Toronto el pasado septiembre y llegó el fin de semana pasado a México.
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Fayad fue nominado al Oscar en 2019 por “De sidste mænd i Aleppo” (“Los últimos hombres en Alepo”), un documental con un enfoque masculino al seguir a tres integrantes de los cascos blancos de Siria (voluntarios civiles que dan ayuda para evacuación, búsqueda y rescate).
“The Cave”, en cambio, es narrada principalmente a través de los ojos de la doctora Amani Ballor , una pediatra elegida por sus propios colegas para dirigir el hospital construido bajo tierra para evitar los constantes bombardeos, al que llegan niños desnutridos y hombres heridos.
En el filme se viven momentos de tensión por el dolor de los familiares, pero también hay esperanza por la vida e incluso humor ante la adversidad. Ballor se enfrenta a la cultura patriarcal del régimen sirio y desde las primeras escenas se la ve resistiendo las críticas de un paciente que le dice que sería mejor si el director fuera un hombre.
“Fue la primera doctora en dirigir un hospital en la historia de Siria y un hospital que lidiaba con una situación difícil”, dijo Fayyad. “Ella representa nuestras voces... representa la lucha por la libertad de expresión, la igualdad y la justicia”.
“Es una imagen muy poderosa que te muestra que las mujeres pueden hacer algo extraordinario que nadie puede impedir, esconder o tratar de cambiar”, agregó.
Uno de los momentos más importantes es cuando llegan al hospital pacientes intoxicados con gas cloro, cuyo uso en la guerra de Siria ha sido condenado por el Consejo de Seguridad de la ONU. El uso de gas cloro en este conflicto se ha reportado al menos desde 2013, pero pocas veces ha sido documentado tan ampliamente como en la cinta.
“Estas imágenes son más importantes que nuestra vida. Incluso si nos matan tenemos estas imágenes... que pueden usarse como evidencia”, dijo Fayyad. “Este documental es una prueba de que cualquiera involucrado en los crímenes contra la humanidad, incluyendo el uso de ataques químicos, no puede ser parte del futuro de Siria”.
Aún en 2020 continúan los ataques a hospitales sirios en las ciudades que se oponen al gobierno del presidente Bashar al-Ásad, quien lleva 20 años en el poder y que heredó el gobierno de su padre, el presidente Háfez al-Ásad, quien gobernó por 29 años.
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La dificultad de filmar en esas condiciones fue enorme, pues enfrentaban bombardeos como los que han destruido en dos ocasiones la casa de la familia de Fayyad, cuyos padres siguen viviendo en Siria. Igual de difícil fue sacar las imágenes de manera segura por la frontera siria para poder ser editadas.
Hasta ahora esta guerra ha desplazado a 5,5 millones de refugiados, según cifras de la Agencia de la ONU para los Refugiados de enero de 2020. Más de 3 millones permanecen atrapadas en la zona de conflicto, la mayoría mujeres y niños.
“Estas imágenes serán al menos un testimonio en la historia para la próxima generación que las verán y al mismo tiempo una prueba de que la gente tenía la convicción de que quería quedarse y hacer todo lo posible para hacer mejor a su país”, dijo Fayyad. “Esta gente trata de pelear por algo importante, pelean por su libertad, por su justicia, por la dignidad humana contra una dictadura que controló al país y lo destruyó completamente”.
Al igual que el año pasado, Fayyad no podrá asistir a los Oscar porque le denegaron una visa para viajar a Estados Unidos. De cualquier modo, planea ver la ceremonia.
El director de 35 años estudió cine en Francia y cuando comenzó la guerra en 2011 pensó usar su oficio para darle voz a la gente de Siria. Ahora es miembro “orgulloso” de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood.
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“Creo que lo más importante del cine, cuando quieres contar una historia, es que debe significar algo para ti”, expresó.
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