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cesar.huerta@eluniversal.com.mx
Conocido por su terrorífica Al final de la escalera o la perversa Doble juego, Peter Medak está en la tarea de retratar lo ocurrido en 1970, cuando cuatro estudiantes fueron asesinados y 11 heridos, a manos de la Guardia Nacional de Estados Unidos.
A los hechos se les conoce como la Masacre en la universidad de Kent State, en el estado de Ohio, donde algunos de los alumnos protestaban por la invasión a Camboya, ordenada por el presidente Richard Nixon, cuando aún se encontraba el ejército americano en Vietnam.
“¡Es una película fría!”, cuenta el realizador húngaro en entrevista con EL UNIVERSAL.
“Es importante, porque es una reflexión de lo que pasa ahora en Estados Unidos, no es una película de política sino un documento que ahora es interesante con Trump, veo una conexión con Nixon”, agrega.
Con este proyecto, aún sin título, Medak muestra que la edad no es factor para seguir en activo.
Ayer, a sus 80 años, recibió un homenaje y la Calavera de Cristal, dentro de Mórbido, Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror, que se celebra en la Ciudad de México.
Y espera el estreno de El fantasma de Peter Sellers, documental sobre cómo ambos no lograron filmar la cinta Ghost in the noonday sun, en los albores de los años 70.
Sellers era una estrella gracias a Lolita, Casino Royale, y La pantera rosa, pero era conocido por su carácter conflictivo e intratable.
La producción presentada en la pasada Mostra de Venecia, recupera bastante material de la cinta inconclusa y las acciones de Sellers para no hacerla, como fingir un ataque al corazón y dos días después, aparecer en un evento público al lado de la princesa Margarita de Inglaterra.
“Era un actor muy loco, con una personalidad complicada; la película no fue acabada, pero creo fue una mayor mala experiencia para él, que para mí”, comenta Medak.
La cinta espera llegar a México en los próximos meses, ahora recorre festivales en el orbe.
De terror. Medak cree en fantasmas. Un hermano que falleció cuando él era adolescente lo sigue a través de un palomo en todos sus rodajes.
Un día, cuenta, lo despertó una de esas aves en la ventana y pensó que sería él.
Después el mismo animal apareció en diversos rodajes encabezados por Medak, como en El jorobado de Notre Dame y en otra escena rodada en un faro de San Francisco.
“Son cosas que pasan y no es que se vean fantasmas sino que de pronto ocurren situaciones como esta”.