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Los Ángeles.— Para la directora Nadine Labaki, que su filme Cafarnaúm: la ciudad olvidada esté contendiendo por el Oscar para Película en Lengua Extranjera representando a Líbano es una oportunidad para que la sociedad vea en pantalla las consecuencias del abuso infantil y se debata sobre cómo los gobiernos y familias cuidan a los más vulnerables.

Fue la fotografía de Alan Kurdi, un niño de tres años que amaneció ahogado en las orillas del mar Mediterráneo víctima de la migración, lo que detonó la urgencia en Labaki para hacer una película sobre lo vulnerables que son los niños por decisiones de adultos.

“Cuando observé esa imagen del niño sirio muerto me dije: ‘si ese niño pudiera hablar: ¿qué es lo que me diría, por qué cosas transitó, qué es lo que vio en su trayecto?” Estoy segura que estaría muy enojado con los adultos que le fallaron. Él nunca pidió estar ahí, ni tampoco nacer, el nunca pidió nada. Vino a una situación de vida que no funcionaba y fue él quien pagó el precio. Es por ello que quise volverme en la voz de ese niño”, comparte a EL UNIVERSAL la realizadora que recibió en el Festival de Cannes, una ovación de 15 minutos de pie, además de obtener el Premio del Jurado.

La cinta que compite contra ROMA de Alfonso Cuarón por el Oscar, coincide con el acercamiento del realizador mexicano a la manera de armar su elenco, pues varios de los protagonistas del filme son personas que actuaron por primera vez.

“Zain, que representó el papel del niño en la película, experimentó lo que fue mudarse con su familia de Líbano a Siria, cuando tenía cinco años. Si queremos salvar al mundo, debemos de gestar generaciones amadas desde su concepción”, sentencia Labak.

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