Lily Rose Depp
, de visita en el Festival de San Sebastián con la película "El hombre fiel", de Louis Garrel, dijo hoy que apoya el movimiento MeToo , pero precisó que "sentir emociones no hace de ti una mujer débil".
"Entiendo que es muy importante que se vea a las mujeres que asumen posiciones de poder, pero con libertad. Creo que el hecho de sentir emociones, o sentirse muy apegada a alguien, no hace de ti una mujer débil", defendió la estrella de solo 19 años, hija de Johnny Depp y Vanessa Paradise.
Depp asume el rol de una joven que experimenta el cambio de niña a mujer en la película de Garrel, un personaje que "se da cuenta de su capacidad de convertir sus sueños y deseos en realidad".
"Es muy interesante ver esa transición, hay mucha fuerza en la palabra 'mujer' y eso es lo que me han encantado del personaje, la urgencia que tenía a la hora de expresarse", ha dicho la actriz y modelo.
"Creo que hay mucha fuerza en las emociones humanas y en el hecho de ser mujer y poder utilizar ese poder", resumió Depp, refrendada en todo por su compañera de reparto, y ya amiga, Laetitia Casta, quien a pesar de doblar la edad a Lily Rose aseguró a Efe que no tiene consejos que darle.
"Ella lleva su vida muy bien, sabe lo que quiere, es muy inteligente y no podría decirle nada, al revés -afirma- ella me enseña más a mi que yo a ella".
La parisina, que comenzó a ser conocida por ser la hija del estadounidense Johnny Depp y la francesa Vanessa Paradis, es imagen de Chanel y musa del modisto Karl Lagerfeld y ya ha participado en cinco largometrajes y tiene tres por estrenar en 2019.
"Siento que tengo muchísima suerte de poder trabajar con personas a las que admiro y que respeto tanto, así que -confiesa Depp- soy feliz y me siento afortunada".
También tiene claro que "nunca" se peleará "ni por un hombre, ni por un papel", porque su forma de pensar es determinista: "Si alguien consigue un papel o un hombre, es que eso era para ella y no para otra, y ya está".
Igualmente Casta dio su opinión a Efe sobre el movimiento MeToo.
"El movimiento es importante en sí mismo, es algo de lo que hay que hablar, pero también esta la justicia que tiene que hacer su trabajo. Respecto a mi experiencia, diré que yo empecé con quince años y ahora sé que el hombre y la mujer se necesitan y no se puede generalizar las cosas", consideró.
Desde ese punto de vista, opina que "habría que dar un paso atrás" porque "la ira o la cólera no es lo único que tenemos que expresar".
"En los años 70 las mujeres estaban muy enfadadas con razón, pero las nuevas generaciones tenemos menos ira, estamos menos enfadadas, pero tenemos que hablar y hacer que se nos escuche, y podemos hacernos oír sin necesidad de reducir al hombre", agregó.
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