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jesus.diaz@clabsa.com.mx
Los Ángeles.— Esta entrevista no contiene spoilers. Bueno, un poco: se sabe que Dwayne Johnson “pateará traseros”, sin duda usará toda esa masa muscular que ha heñido en sus casi dos metros para lograrlo. Lo hará sonriendo y eso marcará un contraste curioso.
"La Roca" podría hacer honor a su mote y ser simplemente una piedra enorme, pero no, se ha esculpido en muchos sentidos para ser visto con agrado: hay una especie de equilibrio entre fuerza y corazón en este coloso que sabe explotar en pantalla… y fuera de ella.
Su nueva cinta, "Rápidos y furiosos: Hobbs & Shaw", que llega este jueves, es un spinoff de la famosa saga que ha recaudado en total de 5.1 mil millones de dólares. El nuevo título incluye el apellido de su personaje y el de un opuesto, interpretado por Jason Statham, con quien deberá hacer alianza. Es la clásica película de acción con dos hombres en tensión: deben ceder su lugar de macho alfa para el bien de otros.
“La acción es importante porque, ya sabes, es una película de Rápidos y furiosos”, reconoce en entrevista con EL UNIVERSAL.
Así que "Hobbs & Shaw" incluirá inverosímiles momentos, como una persecución que incluye enganchar varios autos a un helicóptero, y otros en los que la madre de su personaje amenaza con lanzar una chancla al que no le obedezca con el fin de limar asperezas en una familia que tiene elementos disfuncionales.
“La familia es un valor, es un ancla con la que todos pueden relacionarse y es una experiencia que todos quieren: todo mundo tiene una familia en donde no se llevan tan bien. Y está bien. No toda la familia se lleva bien. Pero cuando cuando hay algo más grande de lo que necesitamos lograr, es mejor estar juntos”, explica.
Se ablanda y late. Johnson llegó unas horas tarde a la entrevista. Se excusa con la prensa internacional de haber tenido una “mañana complicada”. Se toma el tiempo para saludar a todos de una manera casi reverencial, como lo hace un guía espiritual, y todos le sonríen.
Ya en personaje, "La Roca" hace un esfuerzo por diferenciar a cada periodista, que lo recuerden por haber visto su atuendo o intentar descifrar su apellido. Es una buena estrategia de marketing, quizá, pero no sólo eso: sabe que el mundo lo mira.
“El público que suele verme”, reconoce Dwayne.
“Vivo una expansión a grandes películas, muy comerciales, realmente grandes y con temas grandes y elementos visuales, pero para mí la parte humana es siempre muy importante, el corazón”.
“Porque sabes que hay todas estas cosas de acción, cosas explotando y así, pero en última instancia, cuando se trata de vivir, somos sólo tú y yo, te observo y tú me observas, te doy mi palabra y tú me das tu palabra”, remarca en un momento en el que pareciera explicar su fórmula del éxito.
Si la hubiera, más que enunciarla, la muestra. Para esta película, por ejemplo, invitó al set a tres niños: PJ, Cameron y Lucy, que forman parte de la fundación Make a wish, encargada de cumplir el sueño de pequeños que padecen alguna enfermedad que pone en riesgo su vida.
Lucy tiene seis años y le sonríe porque ve a Maui, el personaje de Moana: luego cantan el tema. Los otros dos pequeños también lucen felices, aunque su sorpresa llega cuando les regala un Xbox.
“Son niños que han sido desafiados por enfermedades. Algunos lo están haciendo bien y cuando me encuentro con ellos, todavía están peleando, y otros no están como nos gustaría, y posiblemente estén, ya sabes, en sus últimos momentos”, dice una Roca ya ablandada.
“En esa ocasión, cuando los niños entraron, pudieron jugar los videojuegos, se sentaron y habían juguetes, galletas y bananas, y estaban mirando todo. Y les dije: ‘todo es gratis’. Realmente lo digo honestamente, ese es la mejor parte de mi trabajo. Al final del día es eso. Sí es genial hacer películas como ésta, que todo el mundo ve, pero este tipo de cosas son la mejor parte”.
En el video de aquella visita, disponible en su página web, a "La Roca" se le ve firme, como el que da fuerza al que le falta: mientras juega con los niños como lo haría con cualquier otro, mientras abraza con sus grandes brazos a Lucy y, al final, cuando se despide de ellos y habla a la cámara, con tono serio pero apacible, reitera: “Tengo el mejor trabajo del mundo, cosas así, son por mucho la mejor parte de mi fama”.