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Las filas para entrar a las dos proyecciones en el TIFF de la cinta de Guillermo Del Toro, The Shape of Water, eran largas. Lleno y decenas de personas que se quedaron sin poder ver la obra del director tapatío que llegó recién directo de Festival de Venecia, donde ganó el León de Oro.

Paradójicamente esta película fue un dolor de cabeza. “Fue horrible porque me la pasé deseando hacer una película de 60 millones de dólares y tuvimos que hacerla con sólo los 19... y Dios sabe que si estoy así de gordo no es porque sepa mostrar mucho autocontrol (risas). Si me das una caja de donas no me voy una, me voy a comer la caja entera.

“Así que me pasé demandándole a Miles (el productor) la caja completa. Pero creo que el presupuesto es un estado mental así que dije, ‘¿sabes qué? vamos a pedir todos los favores que haya que pedir’”.

Del Toro también habló de la situación actual de México respecto a Estados Unidos. “Para la mayoría de las personas esta sensación de constante guerra empezó hace un par de años pero si eres mexicano y cruzas la frontera sabes que esto siempre ha estado ahí, es cómo un cáncer y ahora tenemos un tumor pero no quiere decir que ese cáncer empezó con ese tumor. Era algo que estaba ahí desde hace mucho tiempo.

“Algo que queríamos mostrar en la película es como fue en 1962 cuando los americanos querían volver a su imaginación y decían ‘Let’s make America Great Again’. Fue la época en la que la fantasía de América casi se logra cristalizar con esta idea del hombre del futuro con coches de lujo, hornos rapidísimos, casas cómodas, esposas perfectas. Era una gran época para estar vivo si eras blanco, protestante y angloparlante pero si no eras ninguna de esas cosas te iba mal. Y la idea era decir: eso era antes y lo es ahora también”.

Sin embargo, es un eterno optimista y espera que “el mundo dure lo suficiente para que lo podamos reparar nuevamente porque hay muchas cosas en el último año y medio que nos han hecho volver 30 años atrás. Pero dejemos de engañarnos a nosotros mismos, esta es la realidad que hay, dejemos de lamentarnos y empecemos a trabajar para cambiarla”.

Acerca de filmar en México contó: “Sí, en secreto Alejandro, Alfonso y yo hemos hablado muchísimas veces de las ganas de hacerlo pero tiene que ser con la historia correcta. Alfonso lo acaba de hacer y yo también quisiera pero las historias no las creas, vienen a ti, suceden. Tengo un par de historias que se desarrollan en México pero que están incompletas. No las puedo terminar. Pero sé que pasará, con suerte”.

Guillermo lleva muchos años viviendo en el extranjero sin embargo afirmó que cree en las raíces pero no en la geografía. “Por eso, cuándo la gente me pregunta, ‘¿qué hay de mexicano en tus películas?’ les digo, ‘yo, porque si no fuera por mi cabeza, mis entrañas y mis huevos estos filmes no existirían porque vienen de esas tres fuentes’”.

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