Como cualquier estrella de cine o televisión, el perro Borras de ROMA tenía su seguro contra cualquier eventualidad que le sucediera y afectara el rodaje del filme.
¿Su valor? Diez mil pesos, cantidad que se le habría dado a la producción si le pasara algo al canino.
“Ese era su valor marginal, pero su participación era relevante”, señala Ricardo Carrillo, director de operaciones de LCI Seguros.
“Si se hubiera enfermado, accidentado, o fallecido, la producción se queda sin grabar, eso implica que sigan pagando costos de producción y es cuando entra la poliza a cubrir eso”, agrega el ejecutivo.
LCI lleva 54 años en el medio audiovisual y prácticamente asegura todo, desde la caída de una computadora. hasta los efectos de un temblor.
Entra en juego cuando afecta el desarrollo normal de un proyecto.
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