"Parasite", comedia negra de suspenso sobre la l ucha de clases del director surcoreano Bong Joon-ho , ganó el sábado la Palma de Oro , el premio mayor en el Festival de Cine de Cannes.
El premio se suma a una exitosa racha ganadora en el festival francés para las películas asiáticas después de que el director japonés Hirokazu Kore-eda se adjudicó el prestigioso premio el año pasado.
Bong, quien dejó su marca en Cannes en 2017 con "Okja" , producida por Netflix, desarrolla su última película en la moderna Corea del Sur, con una familia de cuatro personas que tienen mala suerte y descubren la oportunidad de estafar a una familia adinerada para que les dé trabajo.
El premio al surcoreano fue por unanimidad , como precisó el presidente del jurado, Alejandro González Iñárritu , que señaló: "en los tiempos en los que estamos, en los que la democracia se pierde, esta decisión ha sido totalmente democrática, la hemos tomado juntos y ha sido totalmente unánime".
''Parasite' competía, entre otras cintas, con "Dolor y gloria", dirigida por Pedro Almodóvar , quien aspiraba al máximo galardón del festival francés. En 1999 fue galardonado con el premio al Mejor Dirección por "Todo sobre mi madre", mientras que en 2006 consiguió el de Mejor Guion por "Volver".
En Sección Oficial también aparecían las cintas de Quentin Tarantino, Xavier Dolan, Terrence Malick, Ken Loach, Jean-Pierre y Luc Dardenne, Kleber Mendonça Filho, Aranud Desplechin o Ira Sachs, entre otros.
Oscura y cómica "Parasite" recibió buenas críticas en Cannes
"Parasite",
un thriller que hace las veces de una sátira perversamente divertida sobre las luchas de clase, subió la apuesta en el Festival de Cine de Cannes, en donde el director surcoreano Bong Joon-ho surgió como un fuerte competidor después de recibir impresionantes críticas.
Bong, quien estuvo en 2017 en Cannes con el filme producido por Netflix "Okja", reveló una oscura y cómica exploración de las tensiones sociales en la cinta proyectada el martes por la noche.
Ambientada en la moderna Corea del Sur, la acción oscila entre un abarrotado sótano compartido por una familia de cuatro miembros, que tienen mala suerte y deben recurrir a la señal de Wi-Fi de sus vecinos, y la glamorosa mansión en la que consiguen trabajar para una familia adinerada.
Los espectadores se horrorizan y compadecen al mismo tiempo mientras los protagonistas alimentan la creencia de la madre adinerada de que su hijo es un genio del arte o está sometido al frío desprecio de su padre empresario.
Por momentos violento y en otros tremendamente gracioso, el filme es difícil de definir, dijo Bong.
"Realmente quiero disfrutar de la convención del género (...) pero, al mismo tiempo, quiero romperlo y destruirlo", dijo el director el miércoles en una conferencia de prensa.
La película fue "vertiginosa un momento, insoportablemente tensa al siguiente y siempre tan entretenida y afinada que ni siquiera se nota cuando cambia de marcha", escribió el crítico de IndieWire David Ehrlich.
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