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Venecia.— Pocas veces ocurre lo que sucedió con ROMA en el festival de cine de Venecia.
Sucedió que la crítica dio como favorito unánime a un filme sin generar debate desde el principio hasta el final del Festival.
Lo mismo ocurrió con el público.
Era un año complicado porque, al tener como presidente del Jurado a Guillermo del Toro, ROMA no tenía ninguna oportunidad de ganar a menos de ser una cinta contundente e irrefutable que no generara la mínima suspicacia.
Alfonso Cuarón dedicó el Premio a su nana Libo, mujer en quien está basado el personaje de Cleo y quien cumplió años ayer.
La cinta sigue a una mujer que sirve en una casa de la clase media ubicada en la Ciudad de México, a principios de los años 70.
“(Libo) te cantaría ‘Las mañanitas’, pero no puedo ofender los oídos de miles de gentes. Esta película, Libo, es el producto de mi inmenso amor a ti y a mi país, México”, dijo Cuarón al recibir el León de Oro alado.
Son cuatro años consecutivos que México logra premios en Venecia, sumando Desde allá, coproducida por Guillermo Arriaga, Michel Franco y Gabriel Ripstein (2015); Amat Escalante que se alzó como Mejor director por La región salvaje (2016) y La forma del agua, de Guillermo del Toro, apenas el año pasado.
Guillermo del Toro afirmó en la rueda de prensa oficial tras los premios, que la decisión del ganador fue unánime.
“Fue un nueve a cero”, dijo el realizador haciendo referencia a los miembros del Jurado.
“La película de Alfonso habla de múltiples dimensiones de existencia en ese momento histórico de México (1971), es un fresco y es a la vez un retrato íntimo que conviene recuperar y reflexionar para poder entender el presente de México y poder descifrar su futuro”, consideró el director tapatío.
Ovacionado. En conferencia, a Cuarón se le preguntó si creía que era importante que el cine le diera una voz a los más desfavorecidos.
“No creo que esto sea algo importante ahora sino que siempre lo ha sido y no es que nosotros les demos voz sino que la personas nos las prestan. En mi caso las complejidades son más perversas porque vengo de un lugar, como sucede en muchas otras sociedades, en las cuales raza y clase están completamente relacionadas y en las que personas como las mujeres que protagonizan este filme pertenecen a una familia y mientras crecía siempre lo di por hecho”, explicó.
“Nunca la vi (a Libo, su nana) como una mujer con sus complejidades, nunca la vi como una mujer que provenía de un contexto indígena y esto nos habla de una cierta invisibilidad en nuestra sociedad”, agregó.
En un breve encuentro posterior con los periodistas mexicanos se le preguntó si cree que a raíz de esta película se le pondrá más atención a la situación de las nanas en México.
“Sería muy presuntuoso decir que la película tiene una función que la de ser una cinta ahora, si se convierte en un vehículo para otras causas, bienvenido”, aseguró el cineasta de 56 años, que ya ha sido ganador de un premio Oscar.
Otros mexicanos que han ganado en la historia del festival italiano son Emilio Indio Fernández quien obtuvo el Premio Internacional de Venecia por La perla (1947), dos años antes de la creación del León de Oro. Gabriel Figueroa se llevó el Premio a Mejor fotografía en 1947 con La perla y en 1949 con La malquerida.