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Jennifer Lopez
aprendió hace mucho tiempo que en el negocio del espectáculo una no puede simplemente sentarse a esperar oportunidades, sino que una misma tiene que creárselas.
Esta es la simple razón de ser de “Second Act” (“Jefa por accidente”) , su primera película en tres años y su muy anticipado regreso al cuento de hadas moderno y brillante.
“Soy bastante particular”, dijo Lopez . “Me han ofrecido un par de películas el último par de años, pero a menos que sea lo adecuado y reciba el tipo de oportunidades correctas, prefiero crearlas. Ese es mi mantra y el de Elaine. No forzamos las cosas, pero tampoco esperamos sentadas... Si nadie nos da las historias que queremos contar, las creamos nosotras mismas”.
Elaine Goldsmith-Thomas
, la vieja amiga y socia productora de Lopez con la que ha trabajado en proyectos como “The Boy Next Door” (“Cercana obsesión”) y “Shades of Blue”.
“Second Act”
, que se estrena en cines de Estados Unidos el viernes, fue su idea.
Pensó que Lopez sería la mujer apropiada para interpretar a la cuarentona empleada en una tienda de cajas con destreza para los negocios pero sin un título formal, que tiene la oportunidad de demostrarle lo que vale a la élite de Madison Avenue . Un poco “Working Girl” (“Secretaria ejecutiva”) , un poco “It’s A Wonderful Life” (“¡Qué bello es vivir!”) , era el tipo de historia que le gustan a Lopez.
“Estamos atrapados en estas películas porque sabemos, crecimos con ellas y sabemos. Son necesarias. La gente necesita inspiración, necesita creer en un cuento de hadas”, dijo López.
“Creo que esa es la evolución de la comedia romántica. No se trata tanto de enamorarse del príncipe azul, se trata de enamorarse de una misma y de su vida y de darse cuenta de que una tiene que ser el amor de su vida”.
Lopez
, de 49 años, dijo que hasta lloró al describirle la historia en una reunión al presidente de STXfilms Adam Fogelson (“Nuestro gran promotor”, dijo), quien aceptó ahí mismo hacer la cinta.
“Él cree en este tipo de películas y cree en mujeres productoras”, dijo.
Contrataron a un director, Peter Segal ( “50 First Dates”, o “Como si fuera la primera vez” ), apartaron algo de tiempo en la apretada agenda de Lopez (“Literalmente creo que es la persona más ocupada del planeta Tierra”, dijo Segal riendo) y se lanzaron a filmar en Nueva York , lo cual resultó ser todo un reto de por sí.
“Fue una locura filmar en Nueva York con ella”, dijo Segal . “Recuerdo una escena en la que estábamos en Central Park , recorriendo el parque, haciendo con ella la misma caminata de ‘Kramer vs. Kramer’ y ‘When Harry Met Sally ...’ (‘Cuando Harry encontró a Sally...’) y están todos los vendedores de caricaturas con sus bocetos de Michael Jackson y Barack Obama ¡y Jennifer López! Fue como que, ‘Epa, ¿pueden voltear esas?’ Está en todos lados”.
También estaban los admiradores perennes, los curiosos y los paparazzi, algunos de los cuales tuvieron que ser borrados digitalmente de las tomas en posproducción.
Es parte de hacer negocio con Lopez , una industria por sí misma. Sabe que es difícil de acorralar, pero siempre se asegura de darlo todo cuando está presente.
“Todo el que trabaja conmigo tiene que tener un poco de paciencia porque hago muchas cosas y siempre quiero ser maravillosa cuando estoy frente a ti”, dijo la estrella neoyorquina de origen puertorriqueño.
“Una vez que le coges el ritmo, dices, ok, ella va a aparecer. Puede que me tome un minuto llegar a ella, pero cuando lo haga dará el 100 (por ciento)”.
A Lopez no le gusta la palabra “reinvención” , pues ésta implica que uno tiene que ser algo distinto a lo que es. En vez, prefiere “evolución” . Y cree que la industria del cine está cambiando porque las mujeres están forzando a ello.
“Nos toma tiempo creer en nosotras mismas. Yo no creía en aquella época y me ocurrió”, señaló. “Ahora estoy en un punto de mi vida donde pienso que sí, tengo valor y debo ser compensada de ese modo y merezco tener una buena vida y merezco tener amor”.
“Todos somos nuestros propios activistas”, agregó. “Todos somos nuestro propio cambio, nuestro propio navío para tener la vida que merecemos, pero necesitamos creer que lo merecemos”.