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Canne.— Cuando Sofia Coppola filmó Lost in translation, filme que Bill Murray protagonizó, dice que no supo si el actor iba a aparecer en el set de Tokio hasta el último momento. “Sólo me dijo: ‘sí, iré’, y ya no volví a saber de él hasta el día que empezó el rodaje”.
Otro de los mitos que lo rodean es que le encanta hacer felices a los demás sorprendiéndolos. Las historias son de lo más diversas: desde aparecer de improviso en una fiesta que elige de forma aleatoria y en la que se pone a lavar los platos ante los ojos atónitos de los anfitriones o cuando le pide al encargado de una cafetería que lo deje estar un rato en la caja registradora cobrándole a los clientes.
Son tantas que incluso hay un sitio llamado Bill Murray Stories (www.billmurraystory.com) en el que las personas van subiendo sus fotos con él y contando cómo fue que lo conocieron y lo que hizo por ellos.
Así de impredecible es Murray, quien de paso no tiene agente y todo lo realiza con acuerdos verbales. Pero así le funcionan las cosas y su carrera actoral.
Apenas el mes pasado presentó en el Festival Internacional de Cine de Cannes Dead don’t die (Los muertos no mueren), filme de zombis que protagoniza al lado de Tilda Swinton, Selena Gomez, Adam Driver y Chlöe Sevigny. y acaba confirmarse su actuación en Cazafantasmas 3.
Dead don’t die, que llegará a las pantallas de Estados Unidos el próximo viernes, es “una comedia de horror”, según su director, Jim Jarmusch. Habla de la vida después de la muerte, aunque el actor dijo creer en que “hay algunas personas que sí viven después morir pero muchas otras no”.
Entre otra de las particularidades de la estrella americana está el que para convencerlo de hacer una película hay que dejarle un mensaje de un minuto en el contestador de su teléfono de casa y si lo que le cuenta el director lo convence, entonces lo contacta; si no, lo deja pasar y nunca responde.
En este contexto, cuando un periodista le pregunta qué es lo que le había dicho Jim Jarmush para que se decidiera a hacer la película, le responde que lo que hace Jim es aventarte mucho dinero, “pero muchísimo ¿eh? Él sólo te avienta dinero, te manda muchas cosas a casa. Por días y días te empiezan a llegar regalos a tu puerta y entonces piensas, ‘ay Dios, creo que Jarmush quiere trabajar conmigo’. Puedes saber quién es por la forma en la que opera. Es un manipulador y no sé cómo demonios conseguí este trabajo”.
La respuesta no le hace mucha gracia a Jarmush, quien no cambia su rostro de seriedad mientras que Murray continúa hablando: “El guión me pareció muy divertido. Que por cierto, no sé ni cómo lo conseguí. Pero Jarmush vive en blanco y negro de una forma graciosa. Todo en él es acerca de sombras. Es alguien que aparece en el día pero llega vestido de noche”, agrega arrancándole una leve sonrisa al director de Ohio.
Al hablar de las cosas difíciles para los actores, Murray dice que algo que encontraba aterrador era Cannes, provocando las carcajadas, nuevamente, de la audiencia.
“Pero seguro que en La Croisette no encuentras zombies”, le dice el moderador a lo que Bill responde muy serio, “eso dices tú”.
Los problemas que enfrenta el cine. No todo son risas, la seriedad llega cuando Bill habla de los problemas del cine y dice que todos los que están ahí hacen eso para ganarse la vida.
“Sólo puedo decir que doy lo mejor de mí cuando estoy trabajando para vivir. Cuando no, soy perezoso pero cuando estoy en un filme estoy en la mejor representación de mi conciencia, así es que soy mejor persona cuando hago una película. Y mi preocupación por el planeta se demuestra en mi preocupación por el filme y por las personas que trabajan en él”.