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Pensar en una clásica película de terror hace imaginar sótanos oscuros, viejos áticos y otros lugares mal iluminados de los que cualquiera preferiría salir corriendo.
Por el contrario, un festival de Suecia en el medio del verano, donde el sol apenas se oculta, no suena a miedo para nada.
Pero ese es el escenario en el que se desarrolla "Midsommar: el terror no espera la noche", la segunda película del director estadounidense Ari Aster.
Aster es el hombre detrás de "El legado del diablo" (Hereditary), que el año pasado logró impresionar a los críticos (89% de aprobación en el sitio Rotten Tomatoes) y aterrorizar a los fanáticos del miedo.
Pues ahora los primeros comentarios de "Midsommar: el terror no espera la noche" parecen sugerir que tiene un segundo éxito del género en sus manos.
Algo no tan sencillo después de décadas de películas de terror que hacen que asustar a los cinéfilos de la actualidad no sea una tarea fácil.
Aster parece estar haciendo algo bien en su trabajo.
Así que le preguntamos: ¿cómo hacer que asuste una película de terror moderno?
1. Suavizar los momentos de espanto
Gatos saliendo de imprevisto de un armario para asustar a la audiencia no es algo que vas a encontrar en las películas de Aster, incluida Midsommar, en donde nadie en el cine va a dar un salto en su asiento.
"Hay una tendencia en el género que en esencia es poner susto tras susto y dar prioridad a eso más que a la historia y a los personajes", le dice el director a la BBC.
"Los sustos me agitan y yo en particular no los disfruto", explica.
Pero si has visto "El legado del diablo" sabrás que hay sustos inesperados que te hacen saltar, los cuales el director cree que estuvieron bien merecidos en esa película.
"Tenía una regla para mí en Hereditary: que, si se trataba de un momento que estuviera pidiendo un susto, entonces me entregaba a ello. Pero la mayor parte evitaría los espantos y desde luego no los buscaría", explica Aster.
Para el director, lo importante es la forma en que el espectador se siente cuando sale de la sala de cine, en lugar de aumentar su ritmo cardíaco durante la película.
"Cuando yo era niño, las películas de terror que realmente me llamaron la atención fueron las que me ponían imágenes que no me las sacaba de la mente por un tiempo o estados de ánimo que no podía superar", dice.
2. Ser paciente
En "Midsommar: el terror no espera la noche", una de las primeras escenas es la de Florencia Pugh (Dani) en una larga conversación telefónica con su aburrido novio (Christian), y la cámara se mantiene en la cara de ella todo el rato.
La cinta dura dos horas y 20 minutos, y no es una película que tenga prisa para llegar a la violencia sangrienta.
"Yo sé que como espectador no voy a dejarme llevar a ninguna parte por una película a menos que sea capaz de sumergirme en ella", dice Aster.
"Si no me han atrapado los personajes o por lo menos uno de ellos, estoy completamente aislado de la experiencia y realmente no me importa nadie", continúa.
"Creo en la paciencia y creo en el establecimiento de una base muy sólida sobre la que puedas construir".
El aspecto más singular de "Midsommar: el terror no espera la noche", la luz del sol implacable, fue una parte clave de la creación de esa base, a pesar de presentar un "enorme desafío" para Aster y su equipo.
"Al hacer una película de terror a plena luz del día, de alguna manera desistí de la idea de poner a personas asustadas desde el principio", dice.
"El objetivo, de nuevo, era simplemente crear un mundo que la gente pudiera vivir y estar en él y perderse en él", añade.
Pero los fans del terror no tienen que preocuparse, la película entrega suficientes momentos impactantes para mantener satisfechos incluso a los espectadores más duros.
3. Aprovechar el horror cotidiano
La mayor parte de "Midsommar: el terror no espera la noche" se centra en una comunidad sueca remota, pero la película comienza con una tragedia familiar de Dani que la persigue por toda Europa.
El dolor en este filme (y también en "El legado del diablo") es lo que Aster describe como temores que comparte todo el mundo.
"Veo ambas películas como películas de terror existencial que están contendiendo temor que no tiene ningún remedio inmediato. El miedo a la muerte, el miedo a perder las personas queridas, el temor de que nunca podemos conocer realmente a las personas más cercanas a nosotros", explica.
"Yo diría que la película está en contacto de todas esas cosas, y al mismo tiempo el filme es una película de ruptura", añade.
Era el propio dolor de Ari -una muy mala ruptura en este caso- que lo llevó a hacer "Midsommar: el terror no espera la noche" y que espera que las personas que han pasado por algo similar entiendan sus intenciones con esto.
"Mi objetivo, y yo estaba diciendo esto a mi productor y mi director de fotografía antes de incluso hacer la película, es que si la película funciona, la gente se remitirá a cuando una relación termina y se está pasando por una ruptura", dice.
"Yo diría que sería mi fantasía sobre cómo se puede vivir esta película", añade.
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