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Alexander Payne me pregunta si conozco las mariposas monarca. Le respondo que sí. Aunque él nunca las ha visto en Michoacán, dice que conoce de su larga y sorprendente migración en busca de la supervivencia y por ello quiso que fueran parte de su película Pequeña gran vida (Downsizing).

Creó un paralelismo entre estas mariposas y su protagonista Ngoc Lan (Hong Chau), una mujer rebelde vietamita que —al estar en busca de un futuro mejor para su comunidad a través de protestas públicas— termina reducida a 12 centímetros y viviendo en un mundo alterno como limpiadora de casas.

Además de la tragedia de ser reducida de tamaño, el director quiso que el personaje tuviera otra desventaja: no tener una pierna.

Fue hace varios años que nació la idea de esta película.

Ante un futuro cada vez más incierto debido al cambio climático y la sobrepoblación, científicos noruegos encuentran la manera de salvar no al mundo sino a sí mismos reduciéndose a tan sólo unos centímetros y habitando un pequeño mundo feliz lejos de los problemas.

El procedimiento conocido como “downsizing” (empequeñecimiento) se populariza de manera sorprendente pues con una suma de dinero razonable se puede vivir de maravilla.

Curiosamente, en este pequeño mundo perfecto también hay desigualdad, pues hay quienes viven tranquilamente (muchos de ellos americanos), quienes venden los lujos y extravagancias (los europeos) y los empleados que limpian su casa (latinoamericanos y de otros países en desventaja).

Así es como Paul Safranek (), un estadounidense de clase media conoce a Ngoc Lan y la tragicomedia toma tintes románticos.

En busca de una vida más lujosa junto a su esposa (Kristen Wiig) y convencido por los resultados del proyecto, ambos entran a este proceso irreversible o eso es lo que cree Paul hasta que, reducido, recibe la llamada de su esposa disculpándose por echarse para atrás de último momento.

Ese es el comienzo de una nueva vida para él que rápidamente se vuelve monótona, hasta que por casualidad ve a esa mujer vietnamita, de la que supo gracias a la televisión y que se convierte en un vehículo para cruzar el muro que divide el “mundo perfecto” de ese otro mundo en la pobreza. Prisionera de su situación, lo único que la libera son las mariposas que llenan su habitación.

Por un pequeño túnel en un muro se llega a un archivero donde viven todos aquellos que trabajan en las casas del otro lado. En el centro de ese lugar lleno de escaleras hay una televisión de tamaño real que proyecta películas de Cantinflas y telenovelas. Alexander decidió poner estas referencias por su cercanía con lo latinoamericano y resalta la crítica que existe en cada detalle hacia la sociedad estadounidense, algo recurrente en sus películas, como Nebraska.

Pequeña gran vida se estrenará este 19 de enero en México.

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