Cannes.— El director artístico de Cannes, Thierry Frémaux, compareció ante la prensa para despejar los nubarrones que se ciernen sobre el certamen que mañana levanta el telón con Todos lo saben, la película que protagonizan Penélope Cruz, Javier Bardem y Ricardo Darín.
Entre los quebraderos de cabeza que han enrarecido el ambiente en Cannes figuran la disputa legal por El hombre que mató a Don Quijote, el enfrentamiento con Netflix, la prohibición de selfies, la escasa presencia de grandes estrellas y la readmisión de Lars von Trier.
Por si fuera poco, se eliminaron las funciones previas para la prensa de las películas a competición, lo que tiene de nervios a numerosos periodistas, que muchas veces deben conciliar la cobertura de la sección principal con la de películas fuera de concurso, como la nueva incursión en el universo de la Guerra de las galaxias (Han Solo: Una historia de Star Wars) de la mano de Ron Howard o el documental sobre el papa Francisco que ha rodado el alemán Wim Wenders.
En una comparecencia inédita en lustros, Frémaux aclaró que habrá que esperar hasta mañana para conocer si la coproducción española El hombre que mató a Don Quijote, del director estadounidense Terry Gilliam, se proyectará en la clausura.
Esta particular adaptación del Quijote, plagada de infortunios desde su concepción hace ya 25 años, está empantanada en los juzgados por la disputa de derechos que mantiene un productor con Gilliam, de 77 años.
Con respecto a la guerra abierta con Netflix, Frémaux reconoció que una de las víctimas de ese enfrentamiento ha sido Roma, del mexicano Alfonso Cuarón, pues había sido invitado a competir al certamen, pero al no poder llegar a un acuerdo con la plataforma de streaming sobre la normativa de exhibición en Francia, ha tenido que ser apartada de la competición. “Estoy muy triste de no tenerlo en Cannes”, aseguró Frémaux.
Netflix es uno de los actores relevantes de la industria cinematográfica ya que produce a importantes directores. El año pasado ya hubo problemas entre la plataforma y exhibidores franceses, que exigen que se respeten los plazos (de hasta tres años) entre la exhibición de la cinta en sala y su acceso en la plataforma.
“Tenemos excelentes relaciones con Netflix, pero estamos en desacuerdo en la regulación”, señaló Frémaux, quien recordó que en la anterior edición sí se mostraron dos películas a competición, pero durante el certamen se informó que sólo serían aceptadas en la competición las películas que cumpliesen con la normativa francesa de exhibición.
“El año pasado fue el episodio uno, ahora estamos en el episodio dos y el año que viene será otro capítulo”, agregó el director.
Frémaux alberga la esperanza de que se pueda llegar a un entendimiento de cara a futuras ediciones.
Con quien sí se ha llegado a un entendimiento es con Lars von Trier, al que se le ha “levantado el castigo”. El director danés, expulsado de Cannes hace siete años por decir que entendía a Hitler, ha sido readmitido de nuevo en Cannes con su nueva película The house that Jack Built, sobre un asesino en serie.
Frémaux señaló que se le declaró persona non grata por “bromear sobre temas sobre los que no se bromea”. Von Trier no simpatiza con el nazismo ni es antisemita, “fue castigado y ahora se levanta el castigo”.
En cuanto a la prohibición de los selfies en la alfombra roja, Frémaux explicó que se hace por una razón técnica: retrasaba el desfile de estrellas y además había gente que tropezaba. Tras reiterar que son de mal gusto, indicó que se intenta preservar el aura de glamour que siempre ha acompañado Cannes.
“Creo que el Festival ha construido su leyenda y su prestigio en base a la elegancia”, añadió.