Cine

Aún soy adicto al cine: Béla Tarr

El cineasta afirma que aun cuando extraña hacer películas, se retiró porque no quería hacer copias su propio trabajo

El renombrado director dice que nunca hizo cine buscando dinero (CLASOS)
27/12/2017 |00:44
César Huerta Ortiz
reportero de la sección EspectáculosVer perfil

cesar.huerta@eluniversal.com.mx

Autoexiliado en un pequeño pueblo europeo, para que el cine no toque de nuevo a sus puertas, Béla Tarr ríe cuando se le pregunta si algún día volverá tras la cámara.

El caballo de Turín, hecha en 2011, ha sido la más reciente ocasión en que el húngaro, considerado uno de los mayores exponentes del cine independiente, ha gritado ¡corte!.

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Si con Las armonías de Werckmeister aprovechó la aparición de una ballena para explicar el origen de la violencia humana, en The man fron London usó el blanco y negro para planos secuencias enormes.

Ganador en Cannes, elogiado por cineastas como Gus van Sant (Milk y Elefante), recientemente condecorado por la Filmoteca de la UNAM, a sus 62 años reitera que no volverá a lo que le ha dado lustre.

¿Qué le provoca que alguien le diga maestro?

No sé (risas). Honestamente cuando estaba haciendo mis películas no pensé nunca en ello, solamente estaba observando la vida, tratando de entender a las personas, la lógica de la vida y las emociones y eso es todo.

Ahora veo que hay gente que me considera muy arriba, pero yo sigo siendo yo. La fama no es lo mío.

¿Extraña hacer cine?

Sí, por supuesto.

¿Entonces por qué retirarse?

(Risas) El cine es como una droga y todavía soy adicto. Pero ya no.
No es contradictoria mi respuesta porque hay que entender que estuve haciendo películas durante 34 años y película tras película, paso a paso, desarrollé mi propio lenguaje y es un proceso bastante sencillo: cuando terminas una película, surgen otras preguntas nuevas, unas para uno mismo. Y entonces uno no puede responder las nuevas preguntas de la misma manera, sino que debe obligarse a encontrar algo para ello, no sé cómo llamarlo, pero paso a paso se desarrolla algo y después, se hace una película acerca del final de la vida y de alguna manera, el lenguaje está ahí listo, es un poco loco, pero no hay razón para repetirse. La repetición es lo peor. Y yo no quisiera que el público viera copias, entonces la forma y el estilo siempre era para cada proyecto y ahora, si utilizo lo mismo, sería ridículo.

Pero ya hay realidad virtual (RV) que acrecenta proyectos.

¡No!. Tenemos una realidad real, la virtualidad es la tecnología y es la computadora y es un tipo de negocios nada más, es donde se crean las cosas como la RV, pero la vida es real. Y se necesita tener a un ser humano junto a uno, uno necesita tener comida real, uno necesita amor verdadero, tristeza verdadera, eso es lo que se necesita.

Sé que es como una nueva droga ¿no? y se es adicto a esta informaciín falsa, pero lo real es preguntarse qué hay de comer hoy. Todo lo demás es una propaganda.

¿Logró vivir del cine?

Uno no hace películas para ganar dinero. Por supuesto año tras año, película tras película, mi salario iba subiendo, pero eso no significa que uno las haga por dinero. Un verdadero cineasta hace la película porque siente la tensión, la emoción, el empuje, la necesidad de expresarse. Conozco muchos cineastas de todo el mundo y nadie lo hace por dinero. Los fuertes lo hacen aunque estén muriendo de hambre.

La gente le aplaude ¿algo ha hecho bien su carrera o no?

Es conmovedor, pero como ya dije, lo que yo y mis colegas hacemos es esto: uno se levanta temprano y se va a la locación, pero se hace sin creer que en algún momento alguien va a darte algo, porque el mundo es demasiado grande.

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