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“¡Ahora soy seis veces más feliz!”, dijo Guillermo del Toro en 2007, tras enterarse de ese número de nominaciones al Oscar , por “ El laberinto del fauno ”.
Meses antes había asegurado a EL UNIVERSAL que la cinta sobre una niña que enfrentaba la realidad militar, armada con la fantasía, contaba con todo para hacer frente a los premios cinematográficos más mediáticos del orbe.
Y no se equivocó. En esa edición buscaba, de manera particular, los premios a Mejor Película en Lengua Extranjera y Guión, que finalmente perdió.
Pero la cinta ganó en los rubros de Fotografía, en manos de su amigo de años, el también mexicano Guillermo Navarro y en Diseño de Producción, a cargo de Eugenio Caballero.
“Era el Oscar que pensábamos más seguro, porque si premiaban a nosotros, es porque todo estaba bien conjuntado”, opinó esa misma noche Navarro.
Esa vez fue vencida por la producción alemana “La vida de los otros”, que en México pasó sin pena ni gloria.
Previo a la ceremonia se hizo internacional la foto en la alfombra roja con Alejandro González Iñárritu, que peleaba en Dirección por “Babel” y Alfonso Cuarón, en guión, por “Niños del hombre”.
Fue cuando nació el mote de “Los Tres Amigos”, llamando la atención porque los cineastas se mostraban fraternales entre ellos, apoyándose en todo momento. Y revelando que cada uno apoyaba los proyectos de los demás.
“El laberinto del fauno” llegó al Oscar con cerca de 90 premios internacionales incluyendo el Bafta a Mejor película en lengua extranjera.