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Para Álvaro Curiel, trabajar como director de series de tv durante casi dos décadas le dio la oportunidad y libertad de hacer con Marioneta —su nuevo trabajo—, la película que quería, ya que no contó con ningún estímulo fiscal, pues dice que su largometraje no es una típica comedia mexicana.
Marioneta es el segundo filme que Curiel realiza tras su debut con Acorazado en 2010 y la razón detrás de la década de diferencia que existe entre un filme y el otro obedece a dos factores, el primero fue que su trabajo dirigiendo series le consumía todo su tiempo y la segunda es que tras haber inscrito su guión en cinco ocasiones, las mismas veces fue rechazado.
Esto obligó a Curiel a no desistir y decidir que si no tendría un estímulo, sería su dinero y el de la productora Mónica Lozano el que levantaría el proyecto que es protagonizado por Fátima Molina y Juan Manuel Bernal.
“He llegado a la conclusión de que los estímulos siempre se los dan a las películas que tienen muy claro que tendrán retorno de inversión, por eso se lo dan normalmente a lo que yo llamo “películas de bodas”, que son aquellas comedias que siguen la misma formula y que se sabe que ya serán un éxito en taquilla, con temáticas muy seguras y Marioneta me gusta pensar que es distinta, que cuenta una historia distinta a eso que se ve en la cartelera nacional”, dijo Curiel a EL UNIVERSAL.
Marioneta narra la historia de Ernesto, quien es un actor cubano que decide probar suerte en México en una importante compañía de teatro. Al no tener éxito en su intento de conseguir el papel principal, queda varado en la Ciudad de México.
El realizador de series como Paramédicos o Cumbia Ninja habló de la delicadeza con la que se ha tratado este proyecto del que dice estar orgulloso, pues incluso es un trabajo que su hijo cuando crezca podrá ver.
“Esta historia está sumamente cuidada y cada personaje está muy cuidado, así que estoy muy orgulloso de lo que se logró en el casting y en las grandes actuaciones”, añadió.