En un país tan diverso y complejo como Líbano, donde conviven 18 religiones y se entrelazan múltiples culturas, el cine se ha convertido en ventana y reflejo de su realidad:
“El cine libanés ha pasado de relatar los horrores de la guerra civil a convertirse en una herramienta de catarsis y reconstrucción”, cuenta Ginger Jabbour, periodista libanesa y directora del primer Festival de Cine Libanés en México y Latinoamérica (FECIL).
Los días 30 y 31 de agosto, el Centro Libanés en CDMX, será el escenario del primer Festival de Cine Libanés en México y Latinoamérica (FECIL), un evento que busca cambiar la forma en que percibimos las narrativas sobre Oriente Medio.
“El eje del festival es cine con narrativas para la paz, es decir, una forma de contar historias que no fomenten ni reproduzcan estereotipos ni violencias sobre Líbano”, explica Jabbour, quien forma parte de la diáspora libanesa.
Ginger cuenta que la idea de este festival nació de una necesidad personal de reconectar con su país de origen y cambiar las imágenes preconcebidas sobre Líbano que dominan el imaginario global: “Aunque vuelvo cada año, me di cuenta de que conocía poco sobre el Líbano real. Lo que llegaba a través de los medios eran historias que no siempre correspondían a lo que veía”, comenta en entrevista.
La guerra civil que inició en 1975 dejó cicatrices profundas en la sociedad libanesa, y el cine fue uno de los principales medios para procesar ese dolor colectivo. Sin embargo, con el paso de los años, el enfoque comenzó a cambiar.
Historias de paz
Un aspecto destacado del FECIL es que de los 15 cortometrajes seleccionados, 10 son dirigidos por mujeres: “Lo que nosotros entendemos por paz es una película que muestre una reconstrucción colectiva de lo que sucede, que refleje cómo una sociedad intenta sanar sus heridas”, añade Ginger Jabbour.
El cine libanés, con sus matices religiosos, sociales y geográficos, refleja una realidad única.
La directora del evento señala que las películas que forman parte de este festival muestran las dificultades, y la convivencia pacífica, e historias de resiliencia.
“El cine libanés es la prueba de que otras realidades son posibles, de que en esos 10 mil kilómetros cuadrados conviven personas y religiones distintas en paz, y eso es lo que queremos que la gente vea. Creo que las narrativas de este festival son diferentes porque el país es diferente. No hay un país que se parezca al Líbano”, concluye Ginger con una sonrisa esperanzadora.
Entre los títulos más destacados del festival se encuentran Echoes, de Julien Kobersy, aclamada en festivales de cine árabe, y Et si le soleil plongeait dans l’océan des nues, de Wissam Charaf, nominada en festivales como Venecia y Estocolmo.
Los boletos para el festival están disponibles a través de Boletia, más detalles sobre la programación en: www.festivalcinelibanes.com.