Cannes.— Por primera vez en la historia del Festival de Cine de Cannes, un colectivo que reúne a profesionales de la industria cinematográfica indígena llegó para presentar sus obras al mercado más grande del cine.
El objetivo de Mullu es consolidarse como una plataforma regional de distribución, producción y formación pensada para empoderar a los creadores de pueblos originarios y comunidades afrodescendientes, destacando su papel esencial en conflictos globales.
Los mexicanos que forman parte de esta iniciativa son Ana María Vázquez Hernández, directora maya-tsotsil de Chenalhó, Chiapas, quien está en la etapa de posproducción de su ópera prima Snichimal Abtelal (Las flores del trabajo), y Xun Sero, realizador audiovisual maya-tsotsil que inició su carrera con un documental que relata los acontecimientos relacionados con la lucha de los pueblos originarios en Chiapas y que actualmente desarrolla De aspecto indígena.
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Para Ana María, lo más importante de ser cineasta es llegar a estos espacios de la industria fílmica para poder empezar a contar sus historias desde su propia voz.
“Traer esto a Cannes es un triunfo, lo más importante es que en el cine que hacemos no hay egos, lo vivimos como un paso más que nos toca hacer después de lo que generaciones anteriores han logrado. Por ejemplo, mi familia fue parte del movimiento zapatista”, dijo.
Para Xun Sero, lo más importante es dejar de ser una estadística a través de estos proyectos y convertirse en mentes que crean y ponen en el mapa a su comunidad.
“El cine indígena siempre se ha estereotipado como un cine casero, mal sonorizado, de poca profesionalidad. Sin embargo, estamos creando trabajos merecedores de atención, con temas sociales, culturales y de género que cuestionan con profundidad”, subrayó.
Algo muy importante para ambos es el hecho de dar el salto a una nueva concepción de la cultura indígena, esto debido a que, por lo general, se les suele retratar bajo conceptos repletos de estereotipos y discriminación.
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“Sucios, descalzos... después vino una etapa de romantizarnos, de llenarnos de folclor. Ahora por fin podemos enseñar la realidad que tenemos, no la versión tan limitada con la que se nos ha retratado y hablar de temas importantes como el machismo, el sistema patriarcal, el capitalismo y el cambio climático, entre otros”, coincidieron.
Este cine, explicó Sero, ha sido una constante herramienta de lucha y de denuncia, una con la que se oponen al borrado de su existencia, ya que no aparecen en los medios de comunicación.
“Para demostrar que como indígenas tenemos la misma capacidad que los mestizos o blancos para sentar precedentes y crear referentes. No queremos la ayuda paternalista ni asistencialista de las instituciones, sino el espacio que nos hemos ganado en el cine porque nos lo merecemos”, indicó.
En Las flores del trabajo, Ana María cuenta la historia de tres mujeres tsotsiles que luchan por superar diversas violencias patriarcales para lograr su autonomía económica y procurar una vida de mayor esperanza para sus hijas e hijos.
Son mujeres de diferentes generaciones que comparten un pasado en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y un presente produciendo café.
Y en De aspecto indígena, Xun Sero explora y expone el racismo que anida en la ciudad colonial de San Cristóbal de las Casas, a través del género documental.