Una valiente científica estadounidense ha sacudido la , una bebida ancestral considerada sagrada por los . La proposición de un cambio en la forma de prepararlo, en apariencia simple pero impactante, desató la "indignación" entre el pueblo inglés ¿Qué la motivó a desafiar una costumbre tan arraigada? Te contamos.

Michelle Francl, catedrática de Química en el Bryn Mawr College de Pensilvania, comparte con los ingleses una pasión por las infusiones, a pesar de que en su país se prefiere el sabor más fuerte del café. Esta estudiosa ha convertido su amor por el té en el foco de sus investigaciones, plasmando sus conocimientos en el libro "Steeped: The Chemistry of Tea" (Empapado: La Química del Té).

Francl, quien ha revisado más de 500 textos en busca de la fórmula perfecta, sostiene en su estudio que agregar una pizca de sal a la bebida bloquea la reacción química que le confiere un sabor amargo. También destaca que exprimir las bolsitas de té con las hojas cortadas reduce el aroma de sustancias orgánicas o taninos generados por la cafeína que se disuelven lentamente en el agua.

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Asimismo, sugiere que calentar la leche antes de agregarla al té reduce la posibilidad de cuajarse y controla la velocidad de enfriamiento. Otros consejos menos "escandalosos" incluyen precalentar la taza o la tetera para liberar más compuestos aromáticos y agregar un chorrito de limón para eliminar la espuma que se forma en la superficie al mezclar el agua con el té.

"En Estados Unidos se toman unas tazas de té horribles. La gente aquí suele utilizar agua tibia directamente del grifo. Es horrible", expresó Francl al "DailyMail".

Algunos críticos americanos argumentan que el encanto de las infusiones radica en su sabor amargo, por lo que la sugerencia de la científica parece carecer de sentido en sus paladares.

Los británicos, que pretenden obligar a la embajada de Estados Unidos a aclarar que la mezcla no se convertirá en una ley en Washington, han logrado que se informe oficialmente en el Reino Unido que "la impensable noción de añadir sal a la bebida nacional británica no es la política oficial del Gobierno de Estados Unidos. Ni lo será nunca", y que seguirán preparándolo correctamente en el "microondas", según señala "El País".

El otro lado de la polémica

La controversia también gira en torno a la percepción de que la estudiosa busca transmitir conocimientos sobre una práctica antiquísima con los británicos, de manera análoga a la ironía que implicaría que los británicos enseñen a los mexicanos a preparar tacos. "El País", señala que Francl simplemente sigue el legado deautores como George Orwell (a quien menciona como fuente de inspiración) o Christopher Hitchens, quienes dedicaron sus propios ensayos al arte de preparar un excelente té.

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