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“Nos quemaban con ácido y te tenías que defender en un mundo de puros chavos. Para entonces, las únicas bandas mixtas eran Los salvajes, Los Alix, Los Conchos y siempre tenías que estar a la vivas”, cuenta la escritora Inés Morales, al recordar los 80.
“Algunas andamos cojas por tanta patada que nos daban en los pleitos pero había que aguantar, así comenzaron los grupos de chavas banda”, ataja Susana Quiroz, quien formó parte de una pandilla en la zona de Santa Fe, en la Ciudad de México.
Y agrega: “Así es la ley de la vida, sobrevive el más fuerte y, en el barrio, hasta la fecha, hay un chingo de feminicidios. Para nosotras, si antes la sentíamos tupida (la violencia), ahora es encarnizada”, agrega.
Hace años, Inés y Susana se conocieron y comenzaron a trabajar en un guión, basada en hechos reales, que esperaban llevarlo a la pantalla grande. Un día conocieron a Julián Hernández (Rencor tatuado) para que les asesorara el guión y le gustó tanto, que decidió dirigirlo. De ahí salió "La diosa del asfalto", película que se estrena este fin de semana en salas.
“Es la historia de un grupo de amigas que están en las buenas y la malas de cómo enfrentan este mundo de violencia”, comenta Hernández, el realizador.
La idea era filmar en los lugares originales de los hechos, pero ese terreno ha cambiado, así que el contexto visual se armó con locaciones encontradas en el Estado de México y algunos barrios.
Para sus personajes, Mabel y Ximena, quienes interpretan dos tipos de liderazgo, se adentraron un día en Tepito sólo para sentir un ambiente que podría ayudarles. Después se sometieron a entrenamiento físico, siendo Mabel la que más músculo desarrolló.
“Son mujeres que no quieren jugar a ser hombres, sólo las mujeres buscan cuidarse y deben adaptarse a las circunstancias, es mostrar este mundo sin endulzar nada”, señala Mabel.
La diosa del asfalto se estrena en más de 10 ciudades, entre ellas las de México y Guadalajara.
