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Sin nada confirmado por declaraciones de las protagonistas, la “enemistad” entre las cuñadas de la realeza, Carolina de Mónaco y la princesa Charlene , es algo que siempre se rumorea y existen interacciones de las protagonistas que hacen confirmar la teoría. La persona clave en este aspecto es Françoise Dumas.
Françoise Dumas, es la encargada de organizar y garantizar la correcta ejecución de todas las ceremonias y fiestas de la realeza en Francia y Mónaco. Y la boda del príncipe Alberto II y Charlene fue uno de esos eventos a su cargo. Lo cierto es que antes de esa celebración de casamiento, las cuñadas tenían determinada relación que luego se transformó en lo que ahora se puede percibir como una “enemistad”.
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El príncipe Alberto II y la princesa Charlène de Mónaco. Fuente: Instagram @hshprincesscharlene
La boda del príncipe Alberto de Mónaco y Charlene
Luego de compartir muchos momentos en familia, en la relación de noviazgo de su hermano, la princesa Carolina pudo advertir que a Charlene le costaba adaptarse al principado y tenía la idea de que el príncipe Alberto se había equivocado al elegirla como compañera de vida. Fue Philippe Delorme, escritor que ha publicado libros sobre la familia Grimaldi, que afirmó en Madame Figaro que en la boda se percibió un matrimonio arreglado.
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El escritor mencionó en 2011: “Él (Alberto) eligió una esposa que se parecía a su madre, y Charlene claramente se sintió muy incómoda en este papel de Grace Kelly que querían que interpretara”. Una de las personas que estaba muy incómoda con esta situación de la nadadora, era la princesa Carolina . Lo que confirmó más las diferencias entre las cuñadas fue un hecho que ocurrió el mismo día de la boda por la ubicación de los invitados.
La princesa Carolina de Mónaco. Fuente: Instagram @natty_0909
La boda organizada por Françoise Dumas tenía que seguir el protocolo: a la derecha de la novia, debía sentarse el padre y así lo hizo; a la izquierda del novio debía estar ubicada la mujer más importante del principado, es decir, Carolina de Mónaco . Pero lo que sucedió con esta última ubicación, es que fue ocupada por Lynette Humberstone Wittstock, la madre de Charlene .
Desde entonces, la misma organizadora ha mencionado que pudo haber sido un error de ella, pero fuera de las sanciones de la experta, parecería que la molestia de la princesa no se calmó con el correr de los años.
La decisión de la hija mayor de Raniero III y Grace de Mónaco fue sentarse con el rey Alberto de Bélgica y el Gran Duque de Luxemburgo. Con el correr de los años se expusieron hechos que alimentaron las teorías de enemistad entre las cuñadas: la ausencia de Charlene en el Baile de la Rosa que organiza siempre Carolina o los desplantes en presencia de los medios como la declaración: “Mónaco es un lugar poblado de tiburones y víboras”.