Discreto, sin postear mucho, ni dar adelantos de lo que sería su noche, fue como Carín León se manejó previo a su concierto de apertura al show de los Rolling Stones en Glendale, Arizona.
Pero una vez arriba del escenario el mexicano oriundo de Hermosillo, Sonora, se dedicó a disfrutar el concierto, vestido completamente en un atuendo de piel en color negro.
Con sombrero, chaleco, botas, la barba que lo distingue, y sobre todo su voz, emocionó a los fans, muchos de ellos de origen latino previo a la salida de la banda de rock, una de las más importantes de la historia de la música.
Recientemente el representante del regional mexicano se presentó en el festival Coachella, un evento con el que soñaba desde que comenzó a dar sus primeros pasos en la música.
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"Hoy cumplió otro, abrirle a la banda que creció escuchando: “Recuerdo la casa de mi abuela, cuando mis tíos se ponían a bailar con las canciones de los Rolling, tenían el logo tatuado, es una banda que ha estado presente desde siempre en mi vida”, contó a EL UNIVERSAL, antes de su show en el Coachella.
Y como tal lo vivió, con una gran pantalla, músicos en vivo y un público orgullosamente entregado de dónde de pronto se dejaban ver las banderas mexicanas del público que vive “del otro lado”.
Una vez bajó del escenario, todavía con el sudor en su frente, y con una sonrisa compartió con sus fans los primeros detalles, su primera reacción.
“Vamos bajando aquí de abrir el concierto de los Stones, un sueño más cumplido, viva la música mexicana, viva el rock and roll, y viva Hermosillo, Sonora”, fueron las palabras que dedicó a través de redes sociales el cantante.
San Diego, Sacramento, San Francisco y Seattle serán las siguientes ciudades que visite el cantante en su paso por Estados Unidos durante los meses de agosto y septiembre.
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