Durante el concierto de el techo del no fue sólo la cúpula que, desde 1968, ha permanecido intacta, pues para el espectáculo se instaló una estructura, en lo más alto, formado por una especie de círculo con luces, lasers, y todo tipo de artefactos de sonido.

Debajo se postró una tarima donde ya se podía ver la batería, el bajo, la guitarra; la estructura se asemejaba a una nave extraterrestre, que rodeaba a por lo menos 16 mil personas, que la observaban con sorpresa y curiosidad.

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En medio de la tarima y la estructura colgando del techo, apareció la banda mexicana, con trajes verde neón con tonos naranja, que con las luces que emanaban de todas partes, brillaban.

“Maya” y “Veneno” fueron las canciones con las que Camilo Séptimo arrancó, y pronto el público los acompañó coreando cada canción, brincando en cada momento-

El grito era tan fuerte que lo que pronunciaba el vocalista era casi imperceptible, pero los acordes, el ritmo, la introducción a cada coro, era lo que permitía al público seguir cantando la canción.

“Que gusto estar con ustedes en este día tan especial para nosotros, gracias por acompañarnos durante estos 10 años”, dijo Manuel Mendoza, vocalista de la agrupación, agradeciendo a su público.

Y esque está atrevida idea de ofrecer un concierto en formato 360° no fue casualidad, surgió a partir del décimo aniversario de la banda mexicana, un formato que desde Roger Waters en 2022 no se replicaba en el Palacio De los Deportes.

Por lo que igualar o superar la proeza sonora y visual de la leyenda de Pink Floyd sería difícil, pero la banda lo logró y mantuvo atento, entretenido y bailando a su público durante su repertorio de más de 27 canciones.

Los sonidos estuvieron empatados siempre con los juegos de luces, los lásers que daban en la cara, los faros que se iluminaban con los solos de guitarra, ritmo que aumentó hacia el final del show.

Cuando Camilo Séptimo interpretó sus canciones más populares, “No confíes en mi”, “Vicio”, e “Inevitable”, las luces se apoderaron del lugar, nublando la vista, sin permitir distinguir las siluetas de los músicos bailando en el escenario.

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Y el show visual se combinó con los gritos de los fanáticos, que fueron igual de frenéticos que la música, y los efectos visuales, creando una armonía entre elementos que no se habían planeado para funcionar juntos.

Después de esa cantidad de estímulos de pronto todo se detuvo, los últimos gritos se hicieron presentes junto a aplausos, y el lugar encendió sus luces, el show se había terminado.

Ahora el grupo se prepara para su concierto en el festival Pulso GNP en la ciudad de Querétaro en octubre de este mismo año, pero antes visitarán veracruz en julio próximo.

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melc

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