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Con un “Cachún Cachún ra ra”, varios actores, amigos y familiares despidieron a la actriz Rosita Pelayo la tarde de ayer en el interior de una funeraria al centro de la Ciudad de México.
La actriz falleció a los 64 años luego de enfrentar complicaciones de salud provocadas por el cáncer de colon que padecía. Sucedió la tarde del sábado ante el dolor de fans y compañeros como Ana Martín, Horacio Villalobos y Alexandra Beffer, quienes fueron algunos de los famosos que acudieron al funeral y a la ceremonia.
Pelayo, quien durante su carrera participó en 42 series y películas, destacó por su papel como Rocío en el programa Cachún cachún ra ra, por eso algunos de sus compañeros de esa producción como Pepe Magaña y Gerardo González compartieron entre lágrimas las memorias que guardan junto a Rosita.
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“Allá arriba hay otra prepa”, dijo Magaña en honor a los 10 compañeros del programa que también han fallecido, entre ellos Viridiana Alatriste y Rodolfo Rodríguez.
El programa de los años 80 retrató la vida de un grupo de estudiantes en un plantel donde vivían situaciones divertidas y superaban las adversidades que se presentaban de acuerdo a su edad.
“Más de 40 años fuimos amigos y compartimos muchas vivencias, trabajo, programas, giras, fue una mujer muy talentosa, excelente bailarina, una gran amiga”, expresó el actor.
A las 16:00 horas, previo a que el cuerpo de Rosita fuera incinerado, todos se reunieron en la misa para homenajear la vida y obra de la hija del también actor y conductor Luis Manuel Pelayo.
La ceremonia religiosa fue oficiada por el padre José de Jesús Aguilar, quien aconsejó a los presentes.
“Varios de sus compañeros actores hablaron de su experiencia con ella, pero les pedí que no se quedaran únicamente en la parte actoral, sino también en la parte personal, hablaron de la gran compañera que fue, lo cálida y humana, cosas personales que salieron del corazón”.
Además del cáncer, Pelayo padecía desde 2007 artritis reumatoide, enfermedad que le provocaba grandes malestares, por lo que durante sus últimos años fue apoyada por doña Herminia, quien estaba a su cuidado, y del periodista Jorge Zamitiz, quien informó del deceso.
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“La labor de Herminia y Jorge es de aplaudirse, pero es porque era muy querida, hubo varios compañeros que la acompañaron y que hicieron coperacha (para sus tratamientos), pero Rosita luchaba, hizo esfuerzos para seguir trabajando”, recordó Carlos Valdés, hijo de Manuel Valdés.
Horacio Villalobos la reconoció como su hermana por los años que compartieron juntos.
“Estuve con ella cuando le aplicaron los santos óleos, estaba viva, la tomé de la mano y le dije que se fuera a la luz, que había acabado su misión y fue muy curioso porque salí del cuarto y me olió a gardenias y a los tres minutos falleció”.