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Cada año el ritual es el mismo. Antes de bailar y de cualquier cosa hay que entrar en sintonía, pintarse el rostro con puntos amarillos, blancos o naranjas, trazar líneas en las mejillas, en los brazos.

La mayoría resalta sus peinados y cuerpos con brillos, optan por las transparencias, los atuendos ligeros, los disfraces y hasta las pijamas, usan coronas de flores, collares multicolor. Nadie se inhibe, por el contrario, una vez adentro del Autódromo Hermanos Rodríguez comienza la búsqueda de los mejores espacios para hacerse fotos, para bailar a todo lo que da y disfrutar del último día del Electric Daisy Carnival.

Aunque en distintas plazas de la Ciudad de México la gente se reunió para ver el resultado de los Oscar, en esta burbuja fosforescente 110 mil almas bailaron música electrónica toda la tarde y la noche. Sí andaba una que otra impresión de Yalitza saltando entre las multitudes, uno que otro Sergio Goyri, AMLO y hasta Pedrito Sola, pero de ahí en fuera, la atención se concentró en la fiesta.

Alrededor de las 17:00 horas, el escenario Boombox Artcar rindió homenaje póstumo a Diego Zeen, DJ que murió el sábado, un día antes de su show en el festival.

“Diego, estás allá arriba y esto es para ti”, dijeron en el escenario y el lugar se llenó de aplausos.

El número de asistentes aumentó considerablemente conforme cayó la tarde y con razón, pues es por la noche cuando se vive al 100% la magia del EDC: los cuerpos no sólo brincan, fosforecen, los escenarios cobran otra vida, parpadean en azul, rojo, morado, los fuegos artificiales brillan más.

Los DJ’s se encargaron de mantener distintos ritmos a través de los nueve escenarios, en Circuits Ground, GG Magree animó al público con saludos en español. “Name of love” con DJ BAGHA hizo cantar a todos.

En el escenario principal, el Kinetic Field, miles de personas enloquecieron con Mariana Bo y luego con Paul Van Dyk, quien hizo brincar a todos con sus mezclas, con el pum pum pum que golpeaba a todos y los hacía saltar, girar, mover los pies, gritar.

El DJ apenas si se veía a los pies de dos amantes enormes que sostenían un corazón, pero definitivamente se hacía escuchar.

El ambiente por la noche transcurrió armonioso. Cada quien a en su onda: los que no fumaban bailaban, los que no bailaban bebían, hacían fila para los juegos mecánicos, se iban a las hamacas, se casaban de a mentiras o recorrían los escenarios en busca de su beat.

Chris Lake jalaba a otra audiencia con sus mezclas y en el escenario Kinetic Field, el opening ceremony alcanzó un auge entre los espectadores con un espectáculo visual.

Después llegó Lost Frequencies tocando sus grandes éxitos y en el Wasteland el ánimo estaba al tope con DJ Starx, que tocaba con un ritmo rápido que imparablemente hacía bailar al público.

Como si el ritual que hicieron muchos al llegar al EDC los hiciera inmunes al cansancio, miles seguían brincando y bailando cuando apareció el DJ holandés San Holo, quien inyectó más energía a las almas fosforescentes.

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