janet.merida@eluniversal.com.mx
Famosa por sus canciones de desprecio hacia los hombres y por aquel grito de: “¡Me estás oyendo inútil!”, Paquita la del Barrio no deja atrás la música ni su deseo de estar en el escenario cantando al amor y desamor, como hizo este lunes en el Teatro Metropólitan de la Ciudad de México.
La cita era a las 17:00 horas pero fue hasta casi dos horas después que la cantante apareció ante su público tras una espera nada tediosa, pues La Única Internacional Sonora Santanera se encargó de sacar a todos de sus asientos y ponerlos a bailar en los pasillos del teatro éxitos como “Luces de Nueva York”, “Bomboro quiñá quiñá” y “Perfume de gardenias”.
Al llegar la hora, Paquita apareció vestida de blanco y echando destellos a cada paso, gracias a su vestido, saludó a todos y no dejó que sus invitados se fueran sin cantar juntos “Mi razón” y “Solamente una vez”.
Cuando la Santanera dijo adiós, se cerró el telón, pero Paquita quedó en medio de las telas, algo que causó risa entre la asistencia. Minutos después un mariachi apareció entre la gente y comenzó a tocar canciones mexicanas mientras la cantante aparecía de nuevo pero con un vestido rojo con el que cantó “Invítame a pecar”.
Por otro lado, previo a cantar, dijo que continúan los problemas con la disquera con la que trabajaba, tema que no le ha permitido entrar al estudio a grabar.
En cuanto a su salud, señaló que tiene unos problemas con la presión pero se atiende y cuida como cualquier persona.
No faltaron en el encuentro “Me saludas a la tuya”, “Las rodilleras”, “Se me olvidó otra vez” y “Chiquito”. Algo que llamó la atención fue que en la pantalla detrás de Paquita aparecían imágenes que acompañaban la temática de sus canciones, como un hombre borracho acostado en la barra de un bar, otro tomando cervezas, una mujer con cara de insatisfacción con un hombre dormido atrás de ella y cuando cantó “Romeo y su nieta” apareció la foto de un hombre mayor con una jovencita, pero todas fotografías tomadas de Internet.
El ánimo crecía cada que ella se refería a los “inútiles”, aunque en el lugar estaban también muchos hombres.