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Los integrantes de Belanova lo dijeron minutos antes de subir al escenario: estaban nerviosos y poco convencidos antes de afrontar al público del festival de tradición rockera por excelencia de México: el Vive Latino.
Era además el regreso de la banda a escenarios de la capital luego de seis años de ausencia, en los que, confesó Denisse en una charla previa a entonar su primera melodía, pasó por depresión y una búsqueda personal.
Pero eso quedó atrás apenas interpretó su primera estrofa, en un aforo a 50% de su capacidad: “La gente viene y va/ yo me congelo/ sólo para aterrizar/ en tu recuerdo”, entonó de su éxito “Me pregunto” que remitió a la nostalgia de los presentes, incluso los que no vivieron de lleno los inicios de los 2000.
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El grupo fluyó entonces, no titubeó pese a que crecía la convocatoria; Denisse bailó, por momentos, simulando ser una muñeca, con movimientos de brazos, piernas mecánicos y un rostro serio. Pero no todo fue tan mecanizado, en ocasiones mostraba su curiosidad más humana moviendo las palmas y mirando boquiabierta a su público.
Los sintetizadores armonizaron junto a la aguda voz de Denisse, quien tras tres canciones pareció quitarse peso de encima y comenzó a recorrer el escenario, a disfrutar plenamente de la tarima con su vestido rosa de tonos brillantes, casi platinado.
En el público confluían los fans más fieles con curiosos que sólo querían presenciar el regreso. Hubo quien no sabía alguna de las melodías, pero quiso atestiguar un momento de viralidad. Los primeros cantaron, decididos a dejar la garganta en cada coro; los segundos se limitaron a observar, repasando si el show de Belanova merece un espacio en sus playlist.
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Jornada redonda
El pop de los mexicanos fue parte del abanico de la primera jornada de la edición 2024 del Vive Latino, que contó además con la maestría del rockero británico William Michael Albert Broad, mejor conocido como Billy Idol.
El show sorprendió desde las primeras percusiones que remitieron a un ritual ancestral, ante un escenario principal del Vive Latino lleno.
En un escenario que estuvo empapado por ritmos como ska, reggae y rock en español desde Out of Control Army, pasando por No Te Va Gustar, hasta Fito Páez, Billy Idol trajo consigo la primera variante grande del día.
Aunque desaparecieron los golpes y empujones, los brincos con rock latinoamericano, estos cambiaron por el rock pop, que incluyó su propio baile, pero con ritmos más relajados de Billy.
“Es fantástico estar aquí en México, vamos Ciudad de México, bailemos”, gritó mostrando su cabello teñido de color rubio y una chamarra de cuero guinda, símbolo de que aunque el tiempo ha pasado, el espíritu del rock n’ roll no ha caducado en él.
La voz arrugada pero intensa, el gesto enojado, agresivo, complementaron la interpretación de “Dancing with Myself”; la forma de mover los puños hacia enfrente, parándose sobre una de las bocinas, fueron señales de que Billy mantiene el ánimo intacto arriba del escenario.
“Pasemos un maldito gran momento en México”, volvió a gritar el cantante, y mientras una guitarra atacaba rápida y agudamente resonando en el ánimo de los asistentes que crecía con frases como “Encuérdate”.
Sin saberlo, Billy atendió la indicación desabotonándose la camisa y mostrándose sin reparos. Aunque lejos de ser escultural, mostró un abdomen y pecho marcados, adornado por cadenas plateadas, que el público agradeció con un grito.
Entre nota y nota, el británico se relamió los labios de disfrute, contemplando el banquete del festival capitalino. Mirando al público que estaba servido para aplaudirle al ritmo del bajo, tomándolo como centro de atención. “Without a Face”, se anunció con una guitarra acústica, para poner a bailar muy de cerca a las parejas, que miraron a Billy con goce y simpatía.