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A inicios de los 2000, en el cine nacional no aceptaban “a la gente bonita de la tv” y Bárbara Mori estaba lejos de él por ser la estrella de las telenovelas "Mirada de mujer" y "Rubí".
Pero un día, porque no deseaba seguir perpetuando la imagen de guapa y sexy, dejó de aceptar proyectos y enfocarse en la pantalla grande, lo cual cuenta, no le fue fácil.
Más de 20 años después, la actriz protagoniza la más reciente película de Amat Escalante, "Perdidos en la noche", que compitió en Cannes, está recorriendo los festivales del cine del mundo y aterrizará en el Festival Internacional de Cine de Morelia, que arranca el 20 de octubre, para de ahí estrenar en salas de cine.
“La transición al cine costó trabajo porque había mucho estigma con la gente ‘bonita’ de la tv, entonces fue ir construyendo, tomar decisiones que parecían malas”, cuenta Mori.
Para lograrlo ocupó su sentido ahorrativo, a fin de aguantar mucho tiempo sin empleo y echó mano de su intuición, a la que no deja de agradecerle todo lo que ha logrado. Sobre todo, porque realmente sólo estudió actuación cinco meses y todo lo demás lo fue aprendiendo sobre la marcha.
“Una vez que comenzó a irme bien (en la tv), en lugar de despilfarrar el dinero lo guardé y eso me sirvió para tomar decisiones desde un lugar mejor. Vengo de una pobreza absoluta, crecí en mi infancia y adolescencia sin oportunidad de nada; una vez que salí de casa a los 17 años tuve que ganarme la vida, ser mesera, salir adelante me costó y eso lo tuve siempre presente”.
Y relata la vez que, en sus pininos de hacer cine, se negó a estar en un proyecto con Diego Luna, siguiendo su intuición.
“Un día me habla un director reconocido para una película que iba a estar en el Oscar y era con Diego Luna. Yo no podía creerlo. Entonces me envía el guión, lo leo y había mucho sexo y la verdad es que mi corazón me ha guiado a tomar decisiones y él me decía que no lo hiciera”, recuerda Mori.
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“Cuando hablé de nuevo con el director, le dije que no estaba dispuesta a desnudarme porque no era necesario, que si lo modificaba, aceptaría. Me respondió que una actriz debía estar dispuesta para todo. Colgué la llamada y me puse a llorar, le dije a mi mánager que por mi pudor me estaba quitando la gran oportunidad laboral. Cuando se estrenó la película fui a la premier y la gente se salía de la sala, quedó terrible y por supuesto no fue a los Oscar”, comenta.
De estreno
En Perdidos en la noche, la nueva película de Amat (Heli y La región salvaje), Bárbara interpreta a la matriarca de una familia de clase acomodada pero abusiva, porque considera a los demás inferiores, al tiempo que un joven (Juan Daniel García Treviño, Ya no estoy aquí) está buscando a su madre activista desaparecida.
Le pusieron a una coach, quien le dijo desde un inicio que se olvidara del guión y, junto con el también actor Fernando Bonilla, sólo improvisaran para entender el presente de su papel.
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“Me dijeron que me olvidara de todo lo que sabía y para mí era raro. Soy súper perfeccionista, tengo hasta este OCD (Trastorno Obsesivo Compulsivo) de hacer las cosas de la mejor forma, cuando me meto en un proceso actoral busco mucho, paso hasta dos meses encerrada buscándole al texto”, revela.
“Cuando te sacan de ahí y dicen: ‘vamos a explorar’, da mucho miedo y más para una persona con OCD, pero también pasó en un momento de mi vida en que estoy consciente de que todo lo que me sirvió antes puede estar estorbando para esta nueva parte de mí”, subraya.
La actriz uruguaya reconoce que a lo largo de sus 26 años de carrera se ha valido de la intuición para interpretar: “Soy una actriz que no tiene formación, sino que tiene una intuición que me ha servido mucho, pero siento que si hubiera estudiado tendría más herramientas para jugar con ellas y poder lograr otras cosas que tal vez, como no las poseo, tengo una limitación de la cual no soy consciente”.
Pronto veremos a Mori en la serie Las azules, en posproducción, y que irá por Apple TV. Está situada en los 70, cuando a la mujer se le permitió integrarse al área de seguridad pública.