“¡Playeras, tazas, pulseras!”, era el grito de los comerciantes que se escuchaba al caminar entre el Foro Sol y el Palacio de los Deportes .

El 14 y 15 de marzo de 2020 fueron días soleados, el miedo y la incertidumbre eran sentimientos ajenos para las miles de personas que se reunieron para el Vive Latino.

En la entrada del Autódromo Hermanos Rodríguez , mientras el personal del lugar tomaba la temperatura, se veían cubrebocas pero sólo como elemento de moda: algunos fueron hechos para la ocasión, otros eran souvenirs que tenían estampado a su artista favorito y aunque el 27 de febrero ya se había detectado el primer caso de en México, no se tenía idea de lo que significaría meses después.

“Yo vengo a divertirme” decían los asistentes. Algunos decidieron imponer la tendencia y se disfrazaron de virus, otros iban como personal médico . En aquel momento todavía se podía jugar con la palabra “coronavirus”.

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Poco a poco los gritos y la euforia inundaron el lugar.

Armando Palomas

, uno de los músicos asistentes, recuerda de manera especial ese momento, porque después de haber fallecido su mamá, el festival fue un paliativo que, comenta, le llenó el corazón.

“En el concierto me fue muy bien, pero sabía que venía como un paro de actividades. Disfruté cada momento, cada uno de los acordes, cada uno de los gritos, de los coros, todo, incluso que tuve por ahí el atrevimiento y la irresponsabilidad de decirle a la gente ‘el coronavirus nos la pela’. Claro, no sabíamos en qué nave estábamos viajando y para dónde nos llevaba”, comenta.

Juegos mecánicos, comida y cerveza acompañaban a las personas que se saludaban “de a codito”, como si fuera una travesura porque terminaban besándose y abrazándose: quizá para muchos fue el último contacto físico que tuvieron con un amigo.

“A la hora de tocar se nos olvidó todo, la energía de la gente era mucha, aunque detrás de los escenarios todos los técnicos o personas que te encontrabas era saludar de puñito o codo, pero ya estando en el escenario se nos olvidó”, expresa Sergio Mendoza de Salón Victoria .

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El 11 de marzo, la Organización de las Naciones Unidas declaró una pandemia mundial, que ocasionó que muchos vuelos se cancelaran, algunas fronteras se cerraran y, para el festival, que muchos artistas cancelaran. A pesar de las críticas y la polémica, en ese momento, aún sin saberlo, el último festival del mundo se llevó a cabo.

El Cha!, bajista de Moderatto , recuerda que fueron llamados de emergencia.

“Ya estaba la cosa muy fuerte en Europa , sobre todo España y muchos de los artistas que iban a estar, no pudieron viajar o ya no quisieron, el punto es que el festival sufrió un golpe porque algunos cancelaron con pocos días de anticipación. Nos llamaron para ver si podíamos ir a tocar, fue una cosa complicada para nosotros porque nos costó trabajo tomar la decisión.

“A pesar de que apenas empezaba todo esto, ya no queríamos salir ni asistir a un evento tan grande. Pero al final, como grupo, aceptamos la invitación, pero ya con las medidas que se necesitaban: no hicimos la prueba de sonido, pedimos llegar, bajar y tocar y acabando, salirnos”, recuerda El Cha!, quien se presentó con Moderatto.

Entre el miedo y el sueño

Para otros artistas presentarse en el festival más importante de Latinoamérica era un sueño por el cual habían trabajado por años y nada los detendría, como a la banda colombiana La doble A.

“Nosotros ya estábamos un poco temerosos porque ya se habían cancelado algunos festivales en el mundo y pues para nosotros era un sueño tocar ahí.

“Desde hace muchos años ya lo veníamos trabajando y ese sueño temíamos que se fuera a caer en el último momento. Afortunadamente lo pudimos hacer, la respuesta de la gente estuvo increíble y tuvimos la oportunidad de ver a otros artistas que se presentaron ese fin de semana y la verdad es que quedamos encantados”, señala el colombiano Nicolás Parra .

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Aunque para muchas bandas extranjeras la presentación en el Festival Vive significó que por poco se quedaran atrapadas en México, para ellas en ese momento el riesgo valió la pena.

“Casi nos quedamos varados, nos cancelaron dos vuelos, pero nosotros sólo nos preocupamos por eso cuando nos bajamos del escenario, para nosotros la prioridad era hacer el concierto y justo ese día después de terminar a los 30 minutos nos llegó la cancelación del vuelo y sufrimos un poco, pero en los días siguientes regresamos a Colombia y nos pusieron en cuarentena”, ahonda Parra.

El festival también se preparó para ese momento, se instalaron carpas médicas, se colocaron lavamanos y dispensadores de gel antibacterial por todo el lugar, pero sin duda no era el Vive Latino al que todos estaban acostumbrados: se podía percibir un aforo menor que años anteriores.

Pistolas y rosas

El sábado cerró con éxito el evento al ritmo de Guns N’ Roses , el domingo en el ambiente se sentía la falta de algarabía de otros años, quizá la tormenta que cayó a las siete de la noche era el primer indicativo de lo que sucedería en los próximos meses, pero a pesar de ello los escenarios brillaban con las bandas que dieron lo mejor de sí para levantar el ánimo.

Así lo recuerda Homero Ontiveros , de Inspector : “Fue algo muy especial, nosotros no estábamos anunciados en ese Vive Latino, fuimos uno de los grupos que apareció de un día para otro, para suplir los espacios de los grupos extranjeros que no habían podido viajar a nuestro país porque ya no los dejaron salir y fue muy emotivo porque, aunque fuimos anunciados un día antes, el escenario estuvo completamente lleno, fue una tocada memorable”.

La Bruja de Texcoco

recuerda ese Vive Latino como un parteaguas en su carrera: “Fue una experiencia totalmente nueva para mí y aprendí muchas cosas, lo principal fue sentirme comprometida con querer mostrar a la gente lo mejor de mí y mi música”.

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El Vive Latino 2020 será recordado como el evento que marcó el final de los conciertos presenciales en el mundo.

“Creo que no habíamos dimensionado lo que era el coronavirus, no teníamos idea, el referente más cercano fue la influenza de hace 10 años, pero aquella vez estuvimos encerrados dos semanas, lo peor que nos esperábamos era eso, por eso la gente fue a divertirse”, recuerda Manuel Suárez de Slo Blow.

“Estábamos muy emocionados porque era nuestro primer festival grande, estábamos muy contentos y emocionados y fue como: ‘no me importa que esté el virus, que sea el fin del mundo, nosotros tenemos que tocar ahí, pase lo que pase’”, replica Manolo Osorio de No Wrong Numbers.

50 mil personas 

asistieron el primer día. El segundo fueron 62 mil, según Ocesa.

150 mil ASISTENTES

es el aforo que usualmente convocaba el Vive en otras ediciones.

100 MÉDICOS Y PARAMÉDICOS

estuvieron en el Festival para atender emergencias y revisar protocolos.

Éramos Felices...

El 14 y 15 de marzo de 2020 se realizaron el Vive Latino y el Hell & Heaven Festival, los últimos masivos.

Así se vivió el Vive Latino 2020, el último rock antes del Covid
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En el Vive

se instalaron ocho carpas médicas y filtros con termómetros.

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En accesos

se puso un equipo de 92 paramédicos, 10 médicos y 8 ambulancias.

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Inspector:

“Esta noche va a ser inolvidable, fue una sorpresa que nos invitaran”.

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El piano

de Guns N’ Roses falló y Axl dijo: “Creo que mi piano tiene el coronavirus”.

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CarlosVives:

“Está bien, no nos toquemos tanto esta noche”.

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Rasmus

. “No me preocupa, es sólo besar menos a los fans”.

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Efraín Morales

, policía, cubrió el Vive; murió después por Covid.

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Cancelaron

Biznaga, Bunbury, Fangoria, Santaolalla, entre otros.