, como todo artista, tiene a sus más fieles seguidores, pero durante sus shows ellos tienen una particularidad, viven sus canciones como si fueran consignas de su vida, como si se tratara de un lema que representa parte de lo que se vive a diario, como los cánticos de futbol, el fan se quita la playera, y brinca, de pronto las butacas del Teatro Metropólitan se convierten por momentos en las gradas de algún estadio.

Varios capitalinos portan orgullosos la playera de Argentina, de dónde es originario el bonaerense Calamaro, durante el show hasta imitan jugando el acento sudamericano "Che' de qué me estás hablando", bromean antes de arrancar el concierto, toman cerveza por montones, y con los brazos apoyan al artista, moviendo la mano hacia adelante durante las canciones como si le lanzaran su energía.

Suena "Output Input" y las cabezas se mueven rockeando, ya todo el público se paró de sus butacas desde la primera canción y gritan con euforia, y aunque muchos ya han visto al cantante más de una vez se siguen dejando sorprender en cada canción como los primerizos que no saben lo que va pasar.

Comienza a sonar entonces "Me arde", la quinta canción del repertorio, un canto nostálgico, que llenó de energía por los solos agresivos de la guitarra eléctrica, y el ritmo abrasador del bajo termina siendo una especie de catarsis para el público, que aunque canta "¡Me arde¡, ¡Me arde¡", baila con una sonrisa en el rostro como si disfrutara de la tristeza de un adiós.

En un popurrí continuo Calamaro anotó tres golazos seguidos ante su tribuna, "La parte de adelante", "Loco", y "Huracán", probablemente tres de las canciones que más le piden siempre y que ahora no quiso dedicar mucho tiempo pero aún así cumplió para emocionar a sus fieles, y como si se tratara de una gambeta en un campo de futbol eludió la necesidad de tocar esos temas y finalmente interpretó el tema que retrata su amor por México.

"Estadio Azteca", con el que la gente como en otros tantos conciertos cantó a coro "Cuando era niño, y conocí el Estadio Azteca, me quedé duro", entrando en complicidad con la ferviente pasión futbolera del argentino en el escenario, que terminó por convertir el teatro en cancha, con la canción "Maradona", donde reproduce videos del ídolo argentino, metiendo goles en el mundial de México 86, que el público celebra desde su asiento cuando los ve en la pantalla del teatro.

Foto: Ocesa.
Foto: Ocesa.

Andrés Calamaro se despide con nostalgia

Pero rápidamente el estadio se convirtió en Plaza de Toros, cuando Calamaro dedicó un extenso discurso acerca de la prohibición de la llamada fiesta taurina, donde recordó que "México y Argentina son orgullosos de la producción de carne", pero fue tan extenso su recuento que el público comenzó la rechifla exigiendo que continuara con el buen show que hasta ahora iba dando y ante la petición Calamaro así lo hizo, continuó con dos clásicos más "El salmón" y "Flaca".

Hizo el falso final que muchos artistas hacen hoy por hoy en los conciertos que ofrecen en vivo, donde los fans muchas veces ya solo esperan convencidos del regreso posterior de los artistas, pero aquí aunque sabían que Calamaro regresaría por dos canciones más, el público si le cantó por qué volviera "Olé olé olé olé, Andrés, Andrés", y el rockero con su banda regresó.

Primero cantó "Crimenes", pero se despidió de la forma más melancólica posible, aunque él mismo declaró por la mañana ante la prensa que no practica la nostalgia cantando su tema "Los chicos", donde recuerda a todos los amigos que se han ido de este mundo antes que él, en la pantalla se proyectaron las imágenes de Marciano Cantero (vocalista de Enanitos Verdes), Luis Alberto Spinetta (Pescado Rabioso), Gustavo Cerati (Soda Stereo) y Diego Armando Maradona, en un cierre que provocó la emoción en el público.

Hoy Calamaro regresa para una segunda fecha en el Teatro Metropólitan antes de continuar con otros conciertos, uno en Guadalajara y los demás en Estados Unidos.

rad

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