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La presentación del libro “Librado García Smarth, la vanguardia fotográfica en Jalisco” en el Instituto Mora se convirtió en un espacio de debate y celebración entre expertos en la historia de la fotografía.
El libro fue publicado originalmente en 2020 y su impecable edición, hecha por Alberto Tovalín y el fallecido crítico de fotografía José Antonio Rodríguez, le valió el premio “Antonio García Cubas”.
“Que una investigación se materialice es una cuestión de fiesta, no todas las investigaciones logran publicarse y menos en este formato. Es un libro extraordinario en muchos sentidos, el de la investigación, la apuesta intelectual, la tesis del libro sobre la historia de la fotografía”, dijo Laura González, investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM.
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Laura González, quien es especialista en fotografía, destacó que en el libro se logra hacer la diferencia entre el “pictorialismo del pintoresquismo”, así como que a través de “la conjunción de distintas perspectivas construyen una bella imagen”, como lo hacía Smarth.
La investigadora indica que en el libro se plantea al fotógrafo, que colaboró en El Universal Ilustrado, como “punta de lanza de una primera vanguardia mexicana”.
En la obra se hablan de temas como los códigos de la fotografía de Smarth, como el “oscurecimiento intencional de su fotografía y figura”, sus imágenes homoeróticas, su paso por El Universal Ilustrado y su evolución.
“Aquí hay movilidad, se ve en la manera de maquetar la fotografía. En una página hay una imagen de 1919 y en la siguiente una de 1929, la primera corresponde a El Universal de Félix Palavicini y la segunda, al de Carlos Noriega Hope. Es la movilización del art nouveau al art decó (...). El libro logra poner en manifiesto una tesis sobre la vanguardia mexicana. Parte de la tesis es movilizar los estilos. De inicio a fin del libro se puede ver que el estilo de Smarth evoluciona”, explicó González.
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Los participantes de la presentación también reflexionaron sobre si es correcto usar la palabra “pictorialismo” para referirse a las fotografías artísticas. Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología, considera que es un anglicismo “espantoso” y propone usar la traducción que hizo el mecenas y artista Marius Zayas: “artistas de la cámara”.
Saborit también problematizó las posibles razones por las que Smarth no había sido objeto de investigación durante décadas antes y ahora ya hasta hay dos libros sobre el fotógrafo (el otro es “Librado García Smarth. Eterno resplandor”, publicado por el Museo del Estanquillo).
“Qué gusto que haya muchos escribiendo sobre este tema y que salgan más Smarths. ¿Por qué antes no había? Yo digo que es un tema demográfico. Me he dedicado en mi carrera profesional a investigar artistas que no le importan a nadie y me pregunto ¿qué pasó? Somos muy pocos los que nos dedicamos a estudiar la historia de la fotografía de México y lo hacemos desde hace muy poco. Hay mucho por hacer”, dijo el también investigador.
En la presentación también participaron Catalina Valenzuela, comisaria del pabellón de México en la Bienal de Venecia; Alberto Tovalín, editor, y Alberto del Castillo, investigador del Instituto Mora.
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