Venecia. Almodóvar se ha caracterizado por ser un gran autor, pero también un activista político, y en esta ocasión no dejó pasar la oportunidad de tener los micrófonos internacionales del Festival italiano, donde presentó "La habitación de al lado" para hablar de los mensajes que ha querido dar con esta cinta. El principal, dijo, es el de estar a favor de la eutanasia.
“En mis películas he hablado de enfermedades porque yo mismo las he padecido. Por eso esta es una película a favor de la eutanasia. La enfermedad está ahí y lo admirable del personaje de Martha (Tilda Swinton) es que decide librarse del cáncer como su personaje lo dice: ‘no me alcanzará si llego antes’. Y encuentra el modo de llevarlo a cabo con su amiga Ingrid (Julianne Moore)”.
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“Sólo con el médico y la autorización del paciente debería ser suficiente. Es terrible que tengan que comportarse como si fueran delincuentes”, dijo el director que recordó que España es el cuarto país de Europa en tener una Ley de eutanasia, “pero creo que es urgente exista en todo el mundo”.
Otro de los mensajes que, enfatizó, ha querido dar con la cinta, tiene que ver con el drama de la inmigración que hay en el mundo y de la inminencia que para él tiene el cambio climático.
“La película es acerca de la empatía de Ingrid, de la generosidad de querer ayudar a alguien. Es una respuesta a los discursos de odio que estamos oyendo cada día en España y en todo el mundo. Este filme es lo opuesto.
“Cada uno desde nuestro lugar, en nuestras casas y en nuestros pueblos debemos manifestarnos en contra de todo este negacionismo y hacerlo en los ámbitos que nos son propios”.
Cerró su discurso con un severo, “¡estamos en peligro!”, al que toda la sala respondió con aplausos.
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La habitación de al lado es una cinta intimista y sutil que nos acerca a la excorresponsal de guerra, Martha (Swinton), que tiene un cáncer terminal y decide cómo y dónde quiere acabar sus días.
Para hacerlo, necesita saber que una buena amiga estará cerca, en “la habitación del al lado” de una casa que alquila en los suburbios de Nueva York.
Ingrid (Moore) da a la historia la calidez, humanidad y fragilidad que hacen que el viaje a la muerte sea delicado y sereno.