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No todo han sido malas noticias con la pandemia por el Covid-19 y eso lo saben los que formaron parte de El dragón.
Si bien en los últimos meses se han vivido cancelaciones o retrasos en grabaciones, la serie creada por Arturo Pérez-Reverte y protagonizada por Sebastián Rulli, llegará a la televisión abierta en julio, mucho antes de lo planeado.
Así lo explica el actor Alex Durán, quien forma parte del elenco de la serie.
“Obviamente esto es debido a la pandemia porque hubo muchas cosas con los productos de Televisa, con los proyectos, y entonces nos toca a nosotros llegar en este momento. Ibamos un poco después pero ahorita nos adelantaron el estreno”, explica en entrevista.
“Nos va a convenir porque la gente está en sus casas y quiere ver cosas diferentes”, dice.
En la historia, que sigue a Miguel Garza Martínez “El dragón” (Rulli), un descendiente de una familia mexicana de capos de la droga, Alex interpreta al japonés Ishiro Tanaka, quien se convierte en su mano derecha.
“Es muy diferente a mí y creo que eso lo hizo súper importante para mí. Es un personaje introvertido, muy callado, un samurái que casi no habla, casi no se mueve pero es un arma mortal, trabaja para los yakuza en Japón, entonces el personaje de Rulli lo trae como su guardia”, cuenta Durán.
Para crear este personaje de la historia, que el 22 de julio llegará a Las Estrellas a partir de las 21:30 horas, Alex se enfrentó a una preparación tanto física como mental. Acostumbrado a ser muy explosivo y lleno de energía, uno de los retos era lograr esa tranquilidad propia de la cultura japonesa.
El actor relata que recurrió a un amigo japonés que lo asesoró sobre su cultura y le explicó que ellos más que expresar las emociones con el cuerpo, las sienten.
“Traté de hacer esas cosas, todo interpretarlo con una mirada o con un gesto solamente. Fue un trabajo de mucho tiempo. Nosotros aquí en Latinoamérica, en México, somos muy expresivos. Estás enojado y dices cosas que son básicas en el mexicano y yo soy muy así”.
Al tratarse de un samurái, además aprendió artes marciales entrenando junto a Rulli desde tres meses antes de comenzar a grabar. Explica que cuidó que Ishiro respetara la cultura a la que pertenece, pues no quería que pareciera una burla.
“A mí me da mucho miedo interpretar estos personajes porque pueden volverse una caricatura. Cuando me lo ofrecieron lo más fácil era que yo ‘hiciela una calicatula de un japonés, que hablala todo así’. Pero era lo que menos quería hacer”.