Alec Baldwin acaba de hablar de la dependencia que tuvo por la cocaína durante la década de los ochentas, pues destacó que no había día que no la consumiera, pues para él era tan imprescindible como beber una taza de café.
El actor de 66 años, que aún se enfrenta a una batalla legal para demostrar su inocencia en el caso que lo involucra en la muerte de Halyna Hutchins, estuvo de visita en el podcast "Our way with Paul Anka and Skip Bronson", en donde habló de los excesos que vivió durante su juventud.
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Confió que pocas veces habla de ese episodio de su vida, sin embargo, lo haría en esa ocasión debido a que está cumpliendo 39 años desde que dejó todas sus adicciones, la más fuerte de ellas; su tendencia a la cocaína.
Baldwin, que debutó en el mundo del entretenimiento en 1986, se volvió dependiente a los narcóticos todavía antes de que su nombre se convirtiera en uno de los más conocidos de Hollywood.
Fue en 1983 cuando el actor se volvió un asiduo consumidor de cocaína; confesó que ya la había probado cuando vivía en Nueva York pero su dependencia a la sustancia se avivó en cuanto se mudó a Los Ángeles, ciudad en donde probaría suerte como actor en Broadway.
De ese modo, y con el particular humor que lo caracteriza, relató que consumió la sustancia por dos años consecutivos, diariamente:
"Fue un problema candente, todos los días, durante dos años, creo que esnifé una línea de cocaína desde aquí a Saturno... quiero decir, la cocaína era como tomar café en aquel entonces, todo el mundo estuvo haciéndolo durante todo el día", destacó.
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Y aunque Alec logró dejar la droga, lo único que eso produjo es que se apoyara en el alcohol, que ya ingesta, pero no en las mismas cantidades en que lo comenzó a hacer.
"Como dejé de consumir drogas, mi consumo de alcohol aumentó, y te dicen que va a suceder y eso sucedió", detalló.
Fue finalmente que en febrero de 1985 tomó la decisión de dejarlo y hoy celebra casi cuatro décadas de sobriedad.
Reconoció también que, hay días, en que extraña la bebida: "No extraño las drogas en absoluto, pero sí extraño la bebida, me gusta beber", reconoció.
Ahora que no bebe, el actor encontró consuelo en la meditación, aunque se sinceró al indicar que es una tarea complicada de ejecutar cuando tiene tres hijas y cuatro hijos pequeños alrededor todo el tiempo.
"Intento meditar, pero hacerlo con siete niños es como intentar jugar al ping pong en la cubierta de un portaaviones, es un verdadero dolor de cabeza, hombre", bromeó.
melc