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Los videojuegos nos vuelven locos. Así lo dejó en claro el estreno esta semana de la película “Super Mario Bros”, que ha llevado a la gran pantalla a Mario y Luigi, dos de los personajes que más horan han tenido a los gamers prendidos de un joystick.
De este mercado, se desprende el de los streamers, jugadores que transmiten sus partidas, algunas verdaderamente maratónicas, a través de plataformas como Twitch.
Ale Ropre es una joven regiomontana, estudiante de publicidad, que monetiza como gamer y se ha convertido en una de las más seguidas en México, con 147,000 followers en Instagram y más de 468,000 en TikTok.
“Desde muy niña me interesó el mundo de los videojuegos. Después, cuando crecí me separé un poco de él, pero cuando empezaron a ponerse de moda los streamers me di cuenta que quería ser una de ellas”, explica Ale Ropre.
Sexismo gamer
Conocida también como “La Ciberblondie”, está consciente que jugar videojuegos puede ser un trabajo muy divertido, pero no deja de ser un trabajo. Como a otros creadores de contenido, le exige disciplina y dedicación.
“Un ingrediente muy importante de la receta para crecer en este medio es mantener una comunicación y conexión genuina con las personas que te apoyan ya que ellos te dan algo de su día para estar presentes. Por otro lado, la constancia y pasión es un factor importantísimo, así como reconocer aquello que te distingue por ser auténtico”, afirma Ale Ropre.
Eso sí, concluye, persiste en el mundo de los videojuegos un alto grado de sexismo. A ella, por tratarse de una chica muy guapa, hay quienes menosprecian sus capacidades como jugadora: “Piensan que por ser una chava no sé jugar, pero cuando ven que sí puedo se quedan muy impresionados”.