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Convertirse en Judy Garland cada noche le ha dado a Alejandra Desideiro la posibilidad de disfrutar del mejor papel de su vida. La actriz y cantante estadounidense fue conocida mundialmente por convertirse en Dorothy, de El Mago de Oz , pero mientras que en la ficción vivía una serie de aventuras fantásticas, en la vida real enfrentaba la crudeza de una industria que la explotó toda la vida.
Esa mezcla agridulce, dolorosa muchas veces, chistosa en otras, ha sido la mayor satisfacción de Alejandra, quien este viernes ofreció la última función de la obra Al final del Arcoiris en el teatro Rafael Solana.
“Yo toda la vida he admirado a Judy Garland. Soy como un alma vieja, me gusta el blanco y negro, el cine clásico. Judy siempre se me hizo muy especial en su forma de cantar, ella se despegó de la época, era absolutamente apasionada, era un animal escénico y su nivel interpretativo siempre era espectacular”, dijo la actriz a EL UNIVERSAL .
La actriz deseó que el montaje encuentre pronto un nuevo espacio en el que puedan seguir contando de esta mujer.
“En la obra se muestran los últimos meses de la vida de Judy, se muestran unos conciertos que ella fue a dar a Londres en el 68, ella ya estaba muy mermada porque fue adicta a las metanfetaminas porque cuando filmó El Mago de Oz la empezaron a empastillar. También fue víctima de explotación infantil de parte de su madre y al final murió accidentalmente por una sobredosis de sedantes”.
La actriz recordó que Judy también se convirtió en icono de la comunidad gay.
“Es una historia dramática pero con mucho humor. Hay unas escenas de amor maravillosas, lo que se ve acá es simplemente un ser humano, una mujer quebrada, frágil”, compartió.
nrv