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Cuando la actriz Aitana Sánchez-Gijón aparece a cuadro como la cirujana Pilar Amaro, uno de los personajes principales de la serie Respira, pareciera como si en verdad fuera un médico, por la autoridad y la seguridad que muestra cuando está en un quirófano, pero la realidad es muy distinta.
“No puede gustarme menos la sangre, las operaciones, yo no había visto una serie de médicos nunca antes de hacer Respira, así que he tenido que aplicarme entrando a quirófanos de verdad, he visto cirugías, etcétera, he tenido que afrontar mis fantasmas y miedos”, explicó.
Es tal su aversión que aseguró que cuando vio la serie tuvo que cerrar los ojos en las escenas donde hay sangre y heridas abiertas.
Pero no fue la única que tuvo que superar obstáculos, ya que sus compañeros de elenco Borja Luna, Blanca Suárez y Manu Ríos también debieron seguir un entrenamiento y asesoría con médicos reales.
“El set es inmenso y da la sensasión de que están en un hospital real, tenemos asesores que nos guiaron y, si teníamos dudas sobre cómo se decía una palabra o cómo se tomaba un instrumento, nos ayudaban para emular correctamente lo que un médico aprende en un año y que nosotros hicimos en un mes, con respeto y atentos a los detalles”, comentó Manu Ríos.
Todo esto era necesario si se quería que Respira, que estrena hoy por Netflix, estuviera a la altura de los dramas médicos que Estados Unidos ha dado al mundo, como Grey’s anatomy o Doctor House.
“No hay que pensarlo en términos de competencia con esas series que ya tuvieron su momento. Creo que la mayor cualidad que tiene esta serie es que está apegada a una realidad social muy reconocible, que es el debate sobre salud pública fuerte o medicina privada, además de la justicia social”, dijo Aitana.
Otra cosa que destacó a su favor es que desde el guión se supo equilibrar que sea una serie dirigida a un público masivo, sin dejar de reflejar una realidad que afecta al bienestar de todos, aderezado además con personajes complejos y con sus propios dilemas éticos y morales.
“Es una historia entretenida, trepidante, con sus puntos de suspenso, giros de guión, está creada de una manera inteligente porque es puro entretenimiento por un lado, pero con unas dosis de profundidad que no se encuentran siempre en un género como éste”, explicó la actriz española de 55 años.
Como en toda historia, se necesita la presencia de villanos, y esos papeles recaen en Alfonso Bassave y Najwa Nimri: una es la directora del Hospital Joaquín Sorolla, donde se desarrolla la serie, y el otro es el político que tiene en sus manos los proyectos de salud pública.
“En algún momento tienes que ser villano, tendrás que tomar decisiones que no son las más deseables para tu equipo, porque manda el dinero o las relaciones con la política, y a mi personaje le gusta ese sitio de poder”, comentó Bassave.