Los mariachis no callaron y ayer, durante 10 horas, su música se apoderó del Zócalo capitalino acompañados de intérpretes como Aída Cuevas, Vivir Quintana y Rafael Jorge Negrete. Fueron 600 minutos en los que no importó escuchar, en voz de distintos exponentes, “Aires del Mayab” y “Cielo rojo”, o bien problemas de audio y ecualización al inicio del Mariachi Real de la Montaña. Miles de personas aguantaron también la lluvia vespertina con la intención de celebrar México en lo que se llamó “Zócalo lindo y querido” que reunió a más de diez grupos vernáculos desde las 14:00 horas y hasta la media noche.
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“Qué privilegio cantar con ellas”, dijo Negrete al aparecer sobre el escenario para interpretar “Mujeres divinas” con el Mariachi Amazonas, integrado por puras mujeres. Su llegada no fue del tersa, pues el nieto del “Charro Cantor” se equivocó al decirle Mariachi Amasanas, lo cual fue rápidamente corregida por ellas. “Es que son de alazanas”, intentó recomponer el intérprete, entre algunas rechiflas del público. La representación femenina en la música vernácula continuó con el Mariachi Mexicana Hermosa en cuyo repertorio incluyó un popurrí del grupo británico The Beatles. Lo político y social hizo su aparición con Vivir Quintana al entonar con “Canción sin miedo”, un grito desesperado contra los feminicidios en México.
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“Seguimos en la lucha, todos los días, todo el tiempo”, exclamó la cantante. Rosy Arango continuó con la velada acompañando al Mariachi Internacional Estrellas de Oro con una plancha capitalina aún con miles de personas viendo el espectáculo a pesar de rebasar las 22:00 horas. “Hombre raza maldita, pero que sabrosos son cuando se les necesita”, bromeó Arango en algún momento. Algunos de los asistentes dejaron por unos instantes el lugar para buscar un sanitario, encontrando el más cercano, aledaño al Museo del Templo Mayor, con un costo a nueve pesos.
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Algunos, aprovechando la forzada caminata, pretendían tomar fotos de las ruinas aztecas, pero no dejaban de leer las pancartas de denuncia colocadas por trabajadores del lugar, en las que se informaba de maltrato a los visitantes, al no contar con el material necesario para los sanitarios. “Denunciamos la capacidad administrativa del INAH”, se lee. Hacia la parte final de la velada, ya fon varios elementos de limpieza barriendo la plaza, Aída Cuevas y su hija Valeria se apoderaran del lugar con canciones como “Volver, volver” y “Cielo rojo”. Valeria recordó que es una cantante emergente, sin sello discográfico, agradeciendo lo que ha logrado gracias al público. El cerrojo de la velada corrió a cargo del Mariachi Juvenil Alazán.
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