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A principios de siglo, el cineasta Gregorio Rocha se preguntó qué había pasado con la película que el revolucionario Francisco Villa filmó en 1914 sobre su vida para un estudio hollywoodense, y comenzó a buscarla.
Las pesquisas fueron casi inútiles, a no ser por haber encontrado un pequeño metraje en el que se observa a una caravana de mormones siendo atacada por bandidos quienes en algún momento se descuidan dejando huir a una de las víctimas, la cual pide ayuda al Centauro del Norte, interpretado por un actor de ojo azul.
"Del Villa imaginario no encontré más, quizá, se perdió para siempre", cuenta el realizador en un documental que retrató su aventura por hallar algo.
"Los rollos perdidos de Pancho Villa"
, estrenada en 2003 en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia, causó interés inmediato entre el público. Y a él lo elevaron al aspecto mediático.
"Desde el principio me pareció muy poco ortodoxo, muy poco serio, el hecho de que hubiera firmado (Villa) para hacer una película", dijo en su momento.
El egresado del entonces Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC-UNAM) realizó después "Acme&Co", sobre la historia de un proyector que estuvo entre los exhibidores de la primera mitad del siglo 20.
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Ayer, a los 64 años de edad, Rocha falleció luego de un accidente vial, siendo recordado por amigos del cine.
"Gran coleccionista de historias y de aparatos cinematográficos, deja un acervo de singular valor", publicó la cuenta oficial del Instituto Mexicano de Cinematografía.
La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas recordó al realizador con los títulos de sus películas y el cineasta José Buil ("La leyenda de una máscara") consideró que no ha muerto.
"Está en nuestros archivos, en nuestros corazones memoriosos, siempre trabajó por las imágenes que produjeron y realizaron personas de generaciones anteriores: lo volveremos a ver", apuntó el también escritor de "Perfume de violetas".
La artista Ximena Cuevas consideró que Gregorio fue un pionero del cine libre.
"De la cámara con patas, de la cámara extensión del cuerpo que se escurría por banquetas y rincones, de la pasión por archivos", redactó.
La idea de Rocha, de acuerdo con amigos, era montar un museo con una colección de aparatos cinematográficos que había ido recopilando por años.
Es padre del realizador Emiliano Rocha Minter, director de "Tenemos la carne".
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