Adal Ramones piensa que sus fantasmas del pasado, presente y futuro le recriminarían que sigue sin bajar el ritmo de trabajo, lo que lo hace descuidar a sus amigos y aspectos sociales y familiares de su vida, por lo que ya se ha puesto un ultimátum al respecto.
“Lo que me he dicho a mí mismo en estas últimas semanas es que ya no puedo faltar a las reuniones de amigos. Le doy más valor a cosas como ‘tengo un zoom, no llego a un vuelo...’ Entonces a muchos de esos convivios va sola mi esposa Karla y siempre me justifica, pero ya no debo hacerlo porque el tiempo se va”, dijo.
Si hay algo que le pesa mucho es no haber viajado más con su papá Manuel Ramones Saldaña, porque no le gustaba mucho salir, aspecto que procura no le ocurra a él con sus propios hijos.
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“Sí soy un papá que me parto en mil para poder estar con mis cuatro hijos, aunque sea dos horas pero llego a verlos, corro y me voy a otra ciudad, así es mi vida”.
El pensamiento le vino a la mente debido a que en diciembre estrenará la puesta en escena Un cuento de Navidad, el musical, donde da vida a Ebenezer Scrooge, un viejo avaro que cree que la riqueza personal es más valiosa que vivir en armonía con la gente que le rodea, por lo que la idea de ayudar al prójimo y celebrar la Navidad es algo que aborrece.
“Lo hermoso de este musical es que el público viaja y ve que sí es válido voltear al pasado. Yo no creo en esa frase que dice, ‘para atrás ni para agarrar vuelo’, tienes que ver al pasado para no cometer los mismos errores en el presente y el futuro, para mejorar”.
Pero a diferencia de su personaje, él sí disfruta convivir con la gente, verla feliz y apoyarla en todo lo que se puede, por eso le emociona este montaje, que se presentará del 8 de diciembre al 1 de enero en el Teatro San Rafael, con una producción que incluye 30 artistas y efectos especiales, como una nevada en escena.
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Aunque no es la primera vez que encabeza una compañía, Adal acepta que si bien él da la cara por todos, la obra no es él: “Mis compañeros me ven como un líder de equipo pero yo descanso en ellos, uno se luce mucho porque me subo a sus hombros y a los de todos los que hacen posible la obra detrás y fuera del escenario”.
Después de estar casi mil funciones en la comedia Dos más dos, el actor y conductor sintió la necesidad de darle un cambio a lo que estaba haciendo en teatro, así que recordó que en 2019 había comprado los derechos de Un cuento de Navidad, el musical, después de haberla montado con exalumnos del Tec de Monterrey de manera semiprofesional.
“Una vez decreté: ‘un día voy a ser Scrooge’, porque me imaginé que tenía que ser más grande para interpretarlo y luego me hablan para montar esta obra con los exalumnos del Tec de Monterrey, fue maravilloso y por eso no dudé en hacer malabares, porque yo soñaba con este personaje, lo había proyectado y hoy se está dando”.